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Dos lecciones portuguesas

Hay en marcha una rebelión popular espontánea en todo Occidente contra la dictadura woke que quiere imponer la élite del posmodernismo cultural.

Hay en marcha una rebelión popular espontánea en todo Occidente contra la dictadura woke que quiere imponer la élite del posmodernismo cultural.
El presidente de Chega, André Ventura, junto al líder de Vox, Santiago Abascal. | LD/Agencias

Estos días, coincidiendo con la campaña de las elecciones, se han innaugurado dos grandes exposiciones públicas en la segunda ciudad de Portugal, Oporto. La primera, que se localiza en los bajos del magnífico edificio del Ayuntamiento, glosa la obra política del líder carismático de la derecha tras la Revolución de los Claveles, Francisco Sá Carneiro. Y lo primero con que se topa en ella el visitante es una octavilla añeja donde, tras un resumen somero del programa de gobierno del Partido Popular Democrático, figura entre exclamaciones y con grandes caracteres tipográficos la consiga de "viva el socialismo". El visitante, que por más señas era yo, tuvo que leer el texto un par de veces para convencerse de que el autor de la inopinada proclama había sido el mismísimo Sá Carneiro.

Sí, la derecha portuguesa gritaba ¡viva el socialismo! (y cosas todavía más asombrosas) en su cartelería propagandística, allá por 1975. Está claro, pues, a quién correspondía por aquellos tiempos eso que los discípulos de Gramsci llamarían la hegemonía cultural. La segunda exposición se ofrece en otra ubicación de calidad arquitectónica extraordinaria, la antigua mansión del conde de Vizela, ahora propiedad del Estado y sede de la Fundación Serralves. Allí, en sus señoriales salones, y tras abonar religiosamente los 24 euros de la entrada, al visitante se le exhibe una amplia muestra de fotografías en blanco y negro de travestis, todas ambientadas en poblados marginales de chabolas.

El anacronismo de la primera, que nos habla de un universo ideológico que huele a naftalina y parece salido de un libro de historia del siglo XIX pero que los boomers de hoy vivimos en primera persona, explica por sí mismo el resultado patético de lo que queda todavía de la izquierda lusa el domingo. Pero lo que explica el genuino triunfo moral de la extrema derecha de Chega en las urnas es lo otro, lo de los travestis. Porque hay en marcha una rebelión popular espontánea en todo Occidente contra la dictadura woke que quiere imponer la élite del posmodernismo cultural. Esa sólo la extrema derecha la está sabiendo capitalizar.

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