
Algún efecto tendrán el informe de la Comisión Europea contra la ley de amnistía, la protesta del 11 de junio de los jueces y fiscales contra los intentos del gobierno por devorar la justicia, las declaraciones de la presidenta del CGPJ contra las mil formas de amedrentamiento del gobierno contra el poder judicial. Algo harán esas críticas para limitar el totalitarismo sanchista, pero nadie crea que esto acabará pronto. La cosa será dura. Preparémonos. Sánchez ya no escucha nada. Va a por todas. Es conveniente que sepamos a qué atenernos. Es aconsejable escuchar a los qué saben; ahora es el momento de los juristas, de quienes defendiendo la autonomía del Derecho, defiende la democracia. Leamos despacio lo que dice una jurista de reconocido prestigio sobre el proyecto sanchista de selección de jueces y fiscales. Después de un extraordinario análisis del texto de Bolaños, concluye Consuelo Madrigal: si triunfara la propuesta de ley socialista, estaría asegurada "la indefensión de los ciudadanos". Terrible.
Si saliese adelante esa ley, y puede salir, estaríamos ante la consumación de un régimen totalitario donde el ámbito del derecho se confundiría con la esfera entera del poder político El gobierno ha estado elaborando una "ley", se dice pronto, para dejar indefensos a los ciudadanos. La intención gubernamental es devorar por entero a la justicia en España. Ésta quedaría, como se dice castizamente, para perseguir a carteristas. Es obvio que el ataque final del sanchismo a la Justicia no es una cuestión baladí ni tampoco un modo de ganar tiempo para mantenerse en el poder. Se trata de algo más peligroso. No sé si este ataque a la justicia está planificado desde fuera de nuestras fronteras o, por el contrario, es el fruto de la desesperación de la banda de socialistas y separatista para acabar definitivamente con la separación de poderes. Sea como sea, la pregunta que se hace todo ciudadano de bien es: ¿conseguirán defenderse jueces, fiscales y el resto de la administración de Justicia del ataque sanchista?, ¿será capaz el poder judicial de resistir el embate del totalitarismo gubernamental?
A uno le gustaría contestar afirmativamente esas preguntas, pero no podemos confundir los deseos con la realidad; en otras palabras, es indudable que hemos llegado a esta situación dramática, porque sectores importante de la justicia española han colaborado con el socialismo y el separatismo. Es pertinente en este contexto trágico para la democracia española insistir en la pregunta: ¿tiene auténtica fuerza la justicia española para acabar con el régimen sanchista? Tiendo a responder afirmativamente, pero, cuidado, con abonarse a la creencia de que la justicia española esté libre del virus totalitario que atraviesa a nuestra sociedad en general, y al sistema político en particular.
Y, sin embargo, no queda otra que confiar en nuestra Justicia, o sea, que jueces y fiscales españoles terminen con los casos de corrupción del sanchismo que crecen sin cesar, y todos se dirigen a la figura de Sánchez. Las esperanzas ciudadanas están puestas en que la Justicia ponga en su sitio y siente en el banquillo de los acusados al presidente del Gobierno. Existen innumerables indicios e incluso pruebas, según dice los que saben de derecho, para mantener que Pedro Sánchez está detrás de muchos de los supuestos delitos que se juzgan, como la filtración de los mensajes de la pareja de Ayuso, "a raíz de indicaciones de la Presidencia del Gobierno", según ha afirmado el juez del Supremo en el auto de procesamiento contra el fiscal general del Estado. O sea la Justicia tendrá que seguir esforzándose para demostrar que todos los vericuetos de la corrupción conducen a Moncloa.
En fin, la Justicia acaba con esta Presidencia del Gobierno o la democracia desaparece.El problema para llegar a ese supuesto final feliz, repito, es saber si la justicia española está preparada o no para resistir al ejército gubernamental y mediático que Sánchez ha lanzado contra ella. Sin duda alguna, hay razones para el optimismo si tenemos en cuenta el trabajo concienzudo, limpio y transparente de los jueces que llevan las causas contra el fiscal general del Estado, el hermano de Sánchez y su esposa, por un lado, y por otro lado, el éxito que ha tenido el paro simbólico de la Administración de Justicia del día 11 de junio. Pero el partido no ha terminado. El escollo principal que deberá vencer la justicia para terminar con el sanchismo es el tiempo. Sí, el tiempo de la justicia siempre es más lento que el del totalitarismo sanchista. Ahí está el toque.