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PP y Vox, Tellado y Schopenhauer

La paradoja de la derecha es que las distintas familias que la componen son como los erizos en la fábula de Schopenhauer

La paradoja de la derecha es que las distintas familias que la componen son como los erizos en la fábula de Schopenhauer
Aplausos al líder del PP, que sorprendió en su dura réplica a Sánchez con la mención al negocio de prostíbulos de su suegro. | EFE

¿Por qué votar al PP? Este es un partido que proviene de la fusión de las familias predominantes en la derecha española, la conservadora, la liberal y la demócrata-cristiana. Los más viejos recordarán a, respectivamente, Fraga, Schwartz y Alzaga. En principio, no tienen mucho que ver. La derecha conservadora prioriza la tradición, la estabilidad social y valores como la familia y la religión, con un enfoque en el orden y una economía de libre mercado pero con mucha protección estatal de sectores considerados "nacionales"; la derecha liberal, por el contrario, enfatiza la libertad individual, el libre mercado, la globalización y la tolerancia social, siendo más progresista en temas como el matrimonio homosexual; mientras que la derecha demócrata-cristiana combina valores cristianos con democracia, promoviendo una economía social de mercado, la solidaridad y la justicia social, con un enfoque moderado en temas sociales y énfasis en la dignidad humana y el bien común.

El bipartidismo al que empuja el sistema electoral español ha hecho que tanto el PSOE como el PP se centrasen. Por ejemplo, Felipe González finiquitó a Marx como inspirador del PSOE y laminó a las corrientes más izquierdistas, como la que encabezaba Tierno Galván. Y Pedro Sánchez se presentaba como un liberal para distinguirse de Madina cuando competía por la supremacía en su partido. Sin embargo, Sánchez se ha caracterizado no solo por no tener ningún principio liberal, sino por no tener ningún principio en absoluto, salvo el que le lleva a permanecer en la poltrona contra viento y marea, pero esa es otra historia.

El PP, por su parte, bajo la égida de Rajoy se ha convertido en un partido meramente tecnocrático, salvo en Madrid donde los liberales han encontrado un abismo de Helm como en El señor de los anillos (con la villa de Madrid imitando a la fortaleza de Cuernavilla) en el que resistir no sola contra las tropas de la izquierda, sino también contra las de su propio partido. Como decía Churchill, la oposición está enfrente, pero el enemigo está a tu alrededor. Rajoy se fue transformando de conservador a demócrata-cristiano terminando por ser un socialdemócrata, creo que por su desgana en plantear un lucha intelectual y una guerra cultural contra el dominio hegemónico que detenta la izquierda en los campos artísticos, mediáticos y académicos. Como reza el cliché del registrador de la propiedad que es Rajoy, un tipo discreto de talante burocrático y poco dado a las sutilezas intelectuales aunque mucho a los chascarrillos de casino de pueblo, el PP no hizo nada cuando tuvo mayoría absoluta sino gestionar el paradigma mental que el PSOE y los nacionalistas han convertido en la mentalidad por defecto de la mayor parte de los españoles (de nuevo, salvo en Madrid).

Volvamos a la pregunta inicial. ¿Por qué votar al PP? Por programa, seguro que no; por su capacidad de presentar lucha de ideas, menos todavía; por la inercia de ser el principal partido de la oposición, pues vale. Pero para quien sea un poco más complejo, la elección será mucho más difícil que la mera inercia del voto a la comprensible indignación con la deriva populista, autoritaria, reaccionaria y corrupta de los socialistas (véase Felipe González, Paco Vázquez y muchos más socialistas dignos que han anunciado su voto al PP). En la actualidad, los liberales deberían votar por el PP, pero solo en Madrid, y abstenerse en el resto de España; los demócrata-cristianos, tan centristas, sin duda, el PP; los conservadores, también sin cuestionarlo, a VOX en toda España. Tellado, el actual Secretario General del PP, ha planteado que preferirán repetir elecciones si VOX exige entrar en un gobierno de coalición. Pero esto es o evidentemente mentira u obviamente el reconocimiento de que los tibios centristas gallegos de Feijóo, herederos de los mediopensionistas gallegos también centristas de Rajoy, no van a hacer ninguna de las profundas reformas que son necesarias para que España vuelva a ser un Estado de Derecho, una economía potente y una sociedad abierta, plural y veraz. La paradoja de la derecha es que las distintas familias que la componen son como los erizos en la fábula de Schopenhauer: en una fría noche de invierno, un grupo de erizos busca refugiarse del frío. Para mantenerse calientes, se acercan unos a otros, compartiendo el calor corporal. Sin embargo, al acercarse demasiado, se pinchan mutuamente con sus púas, lo que les causa dolor. Para evitar las heridas, se alejan, pero entonces sienten frío nuevamente. Los erizos oscilan entre acercarse y alejarse, hasta que finalmente encuentran una distancia óptima en la que pueden compartir calor sin herirse demasiado. Sin duda, Tellado no es Schopenhauer.

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