
Afortunadamente la fauna ibérica no encierra demasiados peligros graves en relación con las especies provistas de veneno, pero conviene no bajar demasiado la guardia.
Siempre que se trata este tema con fines divulgativos conviene hacer la salvedad del peligro añadido que suponen mordeduras o picaduras de insectos, arácnidos u ofidios para personas especialmente sensibles, conocidas como alérgicas: las alergias pueden suponer un peligro añadido, a veces hasta mortal, para las personas que las padecen.
En general la latitud y el clima de la Península Ibérica no son especialmente adecuadas para las especies de vertebrados e invertebrados más preocupantes; las serpientes venenosas, que en otras áreas, generalmente tropicales o subtropicales del mundo, se cobran muchos cientos de vidas humanas al año, solamente están representadas en España por tres especies de víboras, cuyas mordeduras pueden paliarse con la medicación adecuada siempre que se acuda a tiempo con el tratamiento farmacológico adecuado.
Mucho más frecuentes son los accidentes causados por las picaduras de invertebrados como los arácnidos y los insectos. Abordemos el problema por partes.
Los invertebrados: arañas, escorpiones y ácaros
El peligro de los escorpiones se esconde por el día bajo las piedras: el escorpión común, Buthus occitanus, de tonalidad pardo amarillenta, vive en cuevas excavadas bajo las piedras móviles. Se protege así de la insolación y sale para practicar su depredación sobre pequeños invertebrados durante las horas nocturnas.
Acampar en tiendas de campaña en zonas ricas en escorpiones requiere protegerse con cerraduras herméticas de cremallera o tejido adhesivo para evitar dolorosas visitas nocturnas. El escorpión tiene un gancho conectado con una glándula venenosa, que inyecta arqueando su anillado abdomen, para cazar o para defenderse.
La picadura de nuestro escorpión común ibérico es muy dolorosa y puede generar efectos generales, como fiebre, vómitos o mareos; mejor evitarla.
Desde luego nada que ver con las picaduras, de extrema gravedad, que pueden infligir los escorpiones negros del norte de África, o peor aún, algunas especies australianas, aunque otros, morfológicamente muy semejantes sean prácticamente inofensivos.
En cuanto a las arañas, la fauna española es particularmente rica en especies, aunque verdaderamente peligrosa sólo existe una, la Latrodectes tredecimguttatus, extendida por la Cornisa Cantábrica e inconfundible por su coloración negra ornada con trece manchas anaranjadas, de lo que deriva su nombre específico.
Nuestra Latrodectes cantábrica está emparentada con la llamada "viuda negra", una especie norteamericana cuyo veneno, que puede ser mortal para el hombre, es químicamente muy similar al de la serpiente de cascabel.
A nivel popular, las llamadas "Tarántulas" son muy temidas, pero prácticamente inofensivas; según las zonas de que se trate se llama "tarántula" a diferentes especies: por lo general se refiere el término al género Lycosa, o arañas lobo, que pasan el día ocultas en pozos excavados por ellas y salen de noche para cazar insectos, pero en La Mancha se llama tarántulas a algunas especies tejedoras, de tonos parduzcos que pertenecen a la familia Therididos, como las viudas negras, e infringen una picadura bastante más grave que la de las "arañas lobo".
Poco más puede temerse del resto de las arañas ibéricas, cuyas picaduras, dobles, pues las infringen con su par de ganchos o quelíceros, no suelen superar las molestias de la picadura de una avispa.
La "aviación ataca"
Los campeones de los ataques aéreos son los Himenópteros aculeados, como las abejas, avistas y avispones; tras la picadura con su especializado aguijón, inyectan una sustancia urticante que puede ser muy dolorosa, pero que por lo general no presenta consecuencias graves; digamos en su descargo que suelen avisar de su peligro mediante coloraciones de advertencia, que se conocen en Biología como Aposemánticas: los diseños amarillo-negro y rojo-negro son los más extendidos en este sentido.
Aunque es muy curioso el dato de que otros insectos, inofensivos por no portar ni aguijones ni venenos, pueden imitar las coloraciones aposemánticas de los peligrosos, para generar temor y evitar ser atacados; este fenómeno es muy común en insectos del orden Dípteros, como moscas y mosquitos.
Hemos dicho mosquitos, y este término común, aplicable a multitud de especies de dípteros de pequeño tamaño, debe generar alarma y activar nuestros mecanismos defensivos, ya que, aparte de molesta, la picadura de estos insectos puede transmitir algunas enfermedades importantes para los animales domésticos y el hombre.
En los últimos años la extensión del área de distribución de especies de dípteros antes limitada a zonas tropicales, nos afecta directamente y está dando lugar a la aparición de brotes antes desconocidos en nuestras latitudes, como el peligroso virus del Nilo, transmitido por el llamado mosquito tigre.
Legítima defensa
El verano, y en concreto el periodo vacacional, es el momento de mayor peligro de picaduras, sobre todo para los ciudadanos que no tienen experiencia en vivir en el medio rural. Hay que recomendar no salir al campo con sandalias o cualquier calzado que no esté suficientemente protegido, especialmente con cañas para la defensa de los tobillos.
Recordemos también que hay algunos colores, como la mayor parte de las tonalidades del amarillo, que resultan atractivos para muchos insectos voladores y, sobre todo, no olvidemos en nuestras excursiones la inclusión de repelentes contra las picaduras.
Y si a pesar de todo resultamos acribillados, por insectos o arañas, y no tenemos cerca un centro médico, visitemos al Sr Boticario más próximo: tomaremos así contacto con un verdadero caudal de conocimientos científicos y de experiencia a la hora de aconsejar sobre tan urticantes temas.
Miguel del Pino, catedrático de Ciencias Naturales
