Esto no es una reflexión sino una meditación, o sea, escribo unas líneas para salvarme de la quema. Ojalá le valga a usted, querido lector; yo he sacado algo en claro. Se lo digo al final. Sí, me apunto al grupo de quienes piensa que todo está por llegar, incluido lo mejor. No desesperemos. También caerá Sánchez. Eso dicen, aunque yo lo dudo. Sánchez sigue en el poder. Y los más pesimistas, que son también los más inteligentes, preven que la cosa va para largo. Es posible, pero no conviene adelantar desastres sino alumbrar alternativas. La primera de ellas es enterarse bien de que el "futuro es muy oscuro".
Pocas salidas hay, en efecto; pero no creo que la retirada por completo a la vida privada salve al que la practica. Es imposible ser cabal, una persona normal, renunciando a lo que nos constituye: vivir con otros. La política. O sea existen alternativas políticas. Públicas. La primera de ellas es buscarlas. Y pregonarlo. ¡Cómo vamos a salir de la tinieblas si renunciamos a buscar la luz! La búsqueda te mantiene despierto. En vilo. Te saca de la modorra del verano. Tenemos que buscar salidas hasta debajo de las piedras. No debemos descartar a nada ni a nadie. Todo puede valer. No se trata de ser triunfalista o derrotista sino de aplicarle al nihilismo su principal jarabe. Sí, hay que darle puerta al nihilismo con más nihilismo.
Nihilismo sobre nihilismo. No deberíamos dejar pasar las oportunidades que nos ofrece uno de los períodos más cutres y corruptos de la historia política española: el sanchismo, precipitado final de la corrupción socialista y pepera, lejos de avergonzarnos, debería ser el principal impulso para salir al medio de la calle y gritar. Pero, desgraciadamente, no salimos. Tragamos. El personal, bien amaestrado por el sistema, se va a la playa, o escribe una columna, tal como aquí hago yo, para canalizar su rabia contra un sistema político en ruina.
Y, sin embargo, es en esa ruina dónde debemos hallar la salvación. Tenemos la obligación moral de creer en ella, de apuntalar de momento, de hacer como si esto tuviera solución. Algunas encuestas, y mira que creo poco en ellas, nos avalan para levantar el ánimo. Creo que aún existe Oposición, a pesar de que los partidos políticos españoles son cada vez más cascarones vacíos; también hay Asociaciones de Jueces y Fiscales, aunque la institución de la Justicia pase por un déficit de legitimidad muy serio; y, así, podría ir citando colectivos profesionales en todos los ámbitos de la Administración, incluso en ese "Estado dentro del Estado" que es Agencia Tributaria del Ministerio de Hacienda, que nos hacen albergar expectativas, esperanzas, sobre la recuperación de España para un vida pública decente… Sí, a pesar de que el sanchismo devora los medios de comunicación, no ha conseguido taparle la boca a una buena parte de periódicos, radios y alguna televisión. El partido aún no ha terminado.
Es menester seguir en la brecha. Mi conclusión de hoy, pues, es muy sencilla: leamos. Es posible salir del abismo. Mientras el tirano hace vacaciones en algún palacio de España, eduquémonos en la lectura de libros "clásicos" españoles de otras épocas tan duras como la actual, los hay a montones a finales del XIX y comienzo del XX, incluso los hay muy buenos entre los que se escribieron durante nuestra Guerra Civil. Los de Unamuno siguen siendo para mí una fuente de consuelo, porque me educan, como educaron al gran crítico Montesinos, para percibir con nitidez al enemigo y me permiten comprender lo transhistórico, lo permanente, que hace posible los cambios en España.

