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Feijóo heredero

Feijóo tiene que olvidarse de fichar a nadie que tuviera cualquier responsabilidad, por pequeña que fuera, en la etapa de Rajoy.

Feijóo tiene que olvidarse de fichar a nadie que tuviera cualquier responsabilidad, por pequeña que fuera, en la etapa de Rajoy.
Feijóo sobre Torre Pacheco: "La delincuencia no se reduce con más delincuencia" | EFE

El artículo 659 del Código Civil dice que "la herencia comprende todos los bienes, derechos y obligaciones de una persona que no se extingan por su muerte". Obsérvese que no sólo se heredan bienes y derechos, sino también obligaciones. Y éstas pueden ser extraordinariamente gravosas. Por eso, el mismo código permite al heredero renunciar a la herencia. Es lo que hizo Pablo Casado. Y gracias a eso triunfó sobre Soraya Saénz de Santamaría, que ya se había encargado, con no sabemos qué amenazas, de lograr que Feijóo, con los ojos llorosos y entre jipidos, comunicara su decisión de no presentarse a aquellas primarias.

El gallego, en cambio, después de hacerse de carambola con la presidencia del PP, llevó a Rajoy al reciente congreso del partido para recibir su aval y proclamarse urbi et orbe su legítimo heredero. Y de paso, también el de Aznar. La imagen de unidad que transmite que los antecesores reconozcan la legitimidad del actual sucesor y que éste se afirme como tal tiene muchas ventajas. Pero también tiene inconvenientes. Y han surgido enseguida, ahora que ha salido a la superficie el pestilente caso Montoro. No sólo se hablará de los favores que el corrupto hizo. Se recordará también el rosario de normas inconstitucionales que introdujo en nuestro ordenamiento jurídico. La más sonora es la que permite publicar la lista de morosos con Hacienda, que no está integrada por tales, sino por personas que no están de acuerdo con las liquidaciones de la Agencia Tributaria, que además suelen tumbar los tribunales. Esta es la norma más conocida, pero hay docenas como ella de la misma autoría.

Feijóo puede alegar que fue un nombramiento desafortunado de Rajoy y añadir que a él jamás le ha pasado nada parecido. El problema es que, cuando Montoro quiso beneficiar multimillonariamente a Abengoa, quien le hizo frente fue el ministro de Industria, José Manuel Soria, decidido a limitar las subvenciones a las renovables que regalara Zapatero. ¿Y a quién obligó Rajoy a dimitir? A Soria, naturalmente. Y por salir en los papeles de Panamá, en los que también apareció Pedro Almodóvar, gran evasor de impuestos que sin embargo nunca apareció en la lista de morosos y que se permite firmar un manifiesto a favor de Sánchez para que sus películas sigan recibiendo subvenciones con nuestro dinero.

Y más cosas que saldrán. Y se hablará de muchos culpables, pero el primero será Mariano Rajoy, responsable de palabra obra y omisión. Y puesto que, como dice Feijóo, sólo hay dos opciones, o Sánchez o él, tiene que ocuparse de que los españoles lo elijan a él. Para que tal cosa ocurra es necesario que las muchas porquerías que van a ver la luz en los próximos meses no les convenzan de que son todos iguales y que, puesto que todos van a robar, por lo menos que gobiernen los que más reparten. De modo que no tiene otro remedio que renunciar a la herencia. Y olvidarse de fichar a nadie que tuviera cualquier responsabilidad, por pequeña que fuera, en la etapa de Rajoy. Mucho menos a un Alberto Nadal que fue secretario de Estado con Montoro. Aunque no tenga culpa de nada, que no la tendrá. ¿O es que en el PP no hay seseras suficientes como para ser indispensable pescarlas en los gobiernos de Rajoy? A veces, en el PP, parece que no se dan cuenta de lo mucho que está en juego.

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