
"El codicioso y el tramposo fácilmente se conciertan" (Covarrubias. Tesoro de la lengua castellana o española, C fol. 150v). Esta es la historia -resumida- de unos individuos, algunos condenados y otros pendientes de juicio, que organizaron una trama de blanqueo de capitales de cientos de millones de euros en un banco andorrano y acabaron -los todavía presuntos- compinchados con unos fontaneros que echaban horas en la cloaca del PSOE. Con alevosía, unos y otros, andaban a la búsqueda de información sobre jueces, fiscales y guardias civiles. Animados por el insano empeño de hacerles la cusqui. "Si Balas -jefe de la UCO- está muerto, mejor", pedía Leire Díez, la arrebatapuñadas.
Cada historia tiene su comienzo. En la noche del viernes 13 de marzo de 2015, la Policía irrumpe en la vivienda del consejero delegado de la Banca Privada de Andorra (BPA), Joan Pau Miquel Prats, y lo arresta. Diez años ha tardado el Tribunal de Corts del Principado de Andorra en dictar sentencia en la causa 6000173/2016. Lo hizo el pasado 15 de julio. Al señor Prats le han caído siete años de prisión y 30 millones de euros de multa (hay otros 17 directivos del banco con distintas condenas). Se le imputa un delito de blanqueo de capitales por la gestión de operaciones realizadas por un único cliente de BPA durante los años 2008 a 2011. Ese cliente es el empresario chino Gao Pin. Propietario de numerosas naves en el polígono industrial Cobo Calleja de Fuenlabrada.
"La Fiscalía Anticorrupción ha coordinado una operación que se ha llevado a cabo hoy en distintas ciudades de España…". Era el 17 de octubre de 2012 y Anticorrupción informaba de más de un centenar de detenciones: "Una estructura criminal conformada fundamentalmente por ciudadanos chinos". Se trata de La Operación Emperador contra la red de Gao Pin. El fiscal anticorrupción encargado del caso fue José Grinda.
Y de Emperador a Clotilde. Tres años después, a primeros de 2015, la Guardia Civil desarrollaba una operación que bautizó Clotilde por el nombre de la calle donde tenía su churrería el ruso Andrei Petrov, que en esta historia es un malo que sale como estrella invitada. La Benemérita estaba de pesquisas para trincar a la mafia rusa que operaba en Lloret de Mar y hacía bisnes con los concejales de CiU. Pues bien, un buen día, estaba el teniente -es un suponer- del Servicio de Información oyendo las escuchas telefónicas autorizadas por el juez, un poco aburrido la verdad, cuando ¡zas! Saltó la liebre.
En una de las grabaciones, Pablo Laplana, director de la división internacional de la Banca Privada de Andorra (condenado a 5 años de prisión y multa de 500 mil euros), habla con un tal Luis Mariano Rodríguez, que actúa en nombre de Diego Salazar (un mandamás venezolano que está saqueando las cuentas de la petrolera PDVSA). La conversación no tiene desperdicio. Aparece hasta Baltasar Garzón. Pero como los implicados son ciudadanos extranjeros, la Guardia Civil informa a las autoridades de Estados Unidos. El 10 de marzo de 2015, el Financial Crimes Enforcement Network (FinCEN) -un organismo dependiente del Departamento del Tesoro- publica un "Aviso de constatación de que Banca Privada de Andorra es una institución financiera de principal preocupación en materia de blanqueo de capitales".
El banco está fotut. Ese mismo día, el Instituto Nacional Andorrano de Finanzas interviene a la BPA por la participación en actividades de blanqueo procedentes de organizaciones criminales de Rusia, China y Venezuela. A los tres días se detiene al consejero delegado Prats. Los propietarios de la BPA son los hermanos Cierco, Higini y Ramón. El fiscal anticorrupción que dirigió la Operación Clotilde fue José Grinda, que es como el perejil, está en todas las salsas pero seguro que porque le cae en suerte. "Grinda lo tiene que pagar", afirmó una entonces desconocida Leire Díez en un despacho al que habían sido convocados varios representantes de uno de los partidos asociados con Pedro Sánchez. Era octubre de 2024". Lo cuenta Ángeles Escrivá en El Mundo.
A estos señores banqueros quedarse sin banco les sentó fatal, pónganse ustedes en su lugar, y fantasearon cómo hacerle la pascua a aquellos que consideraron responsables de su infortunio… Y aquí es cuando llegamos al desenlace de esta historia. José María Olmo informa en El Confidencial que a los hermanos Cierco alguien les tangó (esto lo digo yo). Una periodista de "investigación" que responde por las iniciales P.L.L. habría recibido 300 mil euros de los Cierco, según afirman estos y anota Olmo.
¿Por qué le pagaron ese pastizal? Les explico: ya saben que quien hambre tiene, con pan sueña (en catalán: Qui té fam, somia pa) y a los Cierco les explicaron y se dejaron convencer, que lo sucedido con su banco había sido consecuencia de una operación de la "policía patriótica" enviada por el malvado Rajoy. Esas pruebas irrefutables se las ponían a un precio de amigo, por ser ellos, y, de regalo, unos guasaps del super villano fiscal Grinda. Los banqueros andorranos, que no habían visto a Tony Leblanc en Los Tramposos, apoquinaron los euros y si te he visto no me acuerdo. "Supuestamente ella (P.L.L.) nos podía proporcionar las pruebas para demostrar que eso ocurrió. Pero la verdad es que no lo hizo y la relación terminó. Lo dejamos correr", confiesan a Olmo. De los 300 mil, P.L.L. transfirió 100 mil a una cuenta "de una sociedad mercantil administrada por J.P.D".
¿Y qué tiene que ver todo esto con la cloaca socialista? La verdad es que son coincidencias, ¡pero qué coincidencias! Miren, a la reunión que Santos Cerdán mantuvo con Leire Díez en Ferraz el 25 de abril asistieron dos personas: la periodista Patricia López Lucio (¿P.L.L.?) y el empresario Javier Pérez Dolset (¿J.P.D.?) . Otra coincidencia: Higini Cierco fue incluido, a propuesta del PSOE, en la lista de comparecientes de la comisión de Investigación del Congreso sobre la Operación Cataluña. Lo dicho, de pura chiripa.
En Andorra todavía no se ha dictado sentencia sobre el lavado de dinero que BPA realizó con los venezolanos de PDVSA y, según me cuentan, los hermanos Cierco ahora querrían hacer las paces. Algunos dirán que "A buenas horas mangas verdes" y otros, como don Quijote a Sancho: "Buenas son mangas después de Pascua".
