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Noelia en la Kiss Cam

Lo raro del caso Noelia Núñez no es que dejara los estudios colgados o a medias. Es qué necesidad tenía de inventarse que los había acabado.

Lo raro del caso Noelia Núñez no es que dejara los estudios colgados o a medias. Es qué necesidad tenía de inventarse que los había acabado.
Noelia Núñez deja la política tras la polémica por su currículum y ficha por Cuatro | EFE

Creo que ya he contado alguna vez que, antes de aceptar entrar en las listas de Ciudadanos al Parlamento catalán en 2021, rechacé dos invitaciones previas, formuladas personalmente por Albert Rivera, por varias razones de índole familiar y/o muy privada. Concretamente rechacé ir en las listas al Congreso en 2015 porque yo mantenía entonces una relación amorosa todavía clandestina con Fernando Sánchez Dragó. Ni estaba dispuesta a dejar de tenerla, ni a que saliera a la luz. Y si algo he tenido claro siempre es que, si tienes algo que ocultar (no tiene por qué ser algo malo: basta con que sea algo que no deseas hacer público), simplemente no te metas en política.

Rivera se cabreó, por cierto. No sé si porque ya era mi segunda negativa a ir en listas, o si porque lo de Dragó le pareció una excusa. Bueno, él tuvo sus momentos visionarios y yo también he tenido los míos. La creciente defenestración de la joven promesa del PP de Fuenlabrada Noelia Núñez por ingeniería curricular -vamos a llamarlo así- recuerda que toda precaución es poca.

Hablemos un poco del caso Noelia Núñez. Su caso no es muy distinto del de muchos jóvenes que empiezan a compaginar estudios y trabajo, acaban priorizando este último y claro, los primeros se resienten. Me pasó también a mí: de ensartar sobresalientes y matrículas de honor como quien ensarta pinchos morunos, pasé a sacarme por los puros pelos, y recuperando alguna asignatura en septiembre, mi licenciatura de Ciencias de la Información en la Universitat Autònoma de Barcelona. Que me la saqué, me la saqué, eso sí, ¿eh? Pero como pude y como Dios quiso, porque la verdad es que pasaba mucho más tiempo en las redacciones que en las aulas.

También es verdad que, si por lo que sea no me la hubiera sacado, no habría ninguna necesidad de mentir. A diferencia de la arquitectura o la medicina, el periodismo se puede ejercer con cualquier otra titulación -incluso sin ninguna-, igual que la política. Para mí, lo raro del caso Noelia Núñez no es que dejara los estudios colgados o a medias. Es qué necesidad tenía de inventarse que los había acabado. De falsear su currículum.

Sin duda los políticos tienen el ego subido y muchos cochinos y hasta ridículos defectos. Si lo sabré yo. Pero en esto de inflar currículums no se distinguen demasiado de casi ningún hijo de vecino. A estas alturas de mi vida, que distan ya mucho de la edad del pavo, todavía me asombra comparar mi CV con el de otras gentes que conozco, y ver lo pardilla que soy yo. Que ni me invento idiomas que no hablo, ni títulos que no tengo, y hasta se me olvida algún sitio en el que he colaborado. Luego miro la cara dura con que otra gente hace curriculum-ficción, y pienso: seguro que los lectores de CV ya han aprendido a descontar por sistema un 60 por ciento. Con lo cual, si tú vas de buena fe, si tú no mientes...darán por hecho que no pasaste del jardín de infancia.

En fin. ¿A dónde quería ir a parar con todo esto? ¿A quitarle hierro al caso de Noelia Núñez? Ni por asomo. No me da ninguna pena, además. Estoy segura de que, después de la rapidez de reflejos con que ella y el PP han hecho, esta vez sí, de la necesidad virtud, esta joven reaparecerá más pronto que tarde en la arena política. Esta vez con los estudios acabados y con la lección bien aprendida.

A mí me parece muy bien que a los servidores públicos se les controle y se les escrute: sus estudios, sus ingresos, su patrimonio, su ejemplaridad en todos los sentidos. Para eso están. Menos normal me parece, en cambio, lo que sucedió en ese famoso concierto de Coldplay donde la Kiss Cam "cazó" a un par de adultos adúlteros, y se montó la mundial.

Vamos a ver: ¿que a lo mejor ser el CEO de una gran multinacional es tanto o más importante que ser político, y requiere la misma ejemplaridad? No te digo que no. No te digo que no tenga su lógica que, por una cuestión de imagen, la compañía te señale la puerta si te han pillado con el carrito del helado. Lo que no entiendo ni entenderé nunca es que te puedan pillar en un concierto de rock.

¿En qué momento Coldplay se invistió de los poderes omnímodos del Gran Hermano? ¿Qué es eso de barrer la multitud con el ojo que todo lo ve y la cámara que todo lo cuenta? Ione Belarra se queja de que la policía haga "batidas racistas". ¿Está bien que un grupo de rock haga batidas moralistas entre su propio público? ¿Y que todo el mundo que no es ni el marido ni la esposa de los afectados se crea con derecho a opinar? ¿Qué pasaría si esto lo hiciera, no sé, un predicador de "ultraderecha"? ¿Qué diría la gente y sobre todo los progres? ¿Qué diría por ejemplo ese diseñador mallorquín que se ha negado a

hacerle ropa a la cantante Rosalía porque no se ha posicionado "por Palestina", es decir, contra Israel? Oigan, ¿y si ya no bastara dejar la política, o no haber entrado nunca en ella, para tener derecho a vivir y a pensar libremente?

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