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Milei

El problema no es Milei ni la hermana de Milei. El problema, el verdadero y profundo, es que Argentina no puede ser un país industrial. Así de crudo, no lo puede ser.

El problema no es Milei ni la hermana de Milei. El problema, el verdadero y profundo, es que Argentina no puede ser un país industrial. Así de crudo, no lo puede ser.

Algo tan raro como que un cargo público robe en Argentina, acontecimiento que nadie podría haber imaginado ni en la peor de las pesadillas, acaba de suceder en la Casa Rosada. Así, aunque semeje increíble, todo indica que unos chorros, además muy vinculados al presidente de la República, se han afanado la plata del presupuesto para los remedios de los discapacitados. Al trascender la filtración, que por lo demás presenta toda la pinta de formar parte de un golpe de Estado palaciego, han ocurrido dos acontecimientos.

El primero, que una facción política legendaria por la muy estricta moralidad – entre luterana y calvinista – de sus dirigentes, el peronismo de Buenos Aires, ha ganado por goleada las elecciones en la provincia. El segundo, que los mercados parece que ya han empezado a poner en práctica el célebre principio filosófico de Woody Allen ( "Coge el dinero y corre"). Es lo único que le faltaba al peso para terminar de derrumbarse después de los intentos desesperados de Luis Caputo, el muy cuerdo y equilibrado ministro de Economía, a fin de evitar otro corralito por la vía de ordenar la flotación de su divisa con el dólar. Esto va a acabar muy mal. Aunque nada nuevo bajo el sol. Porque si existe una constante crónica en la historia de Argentina, es justo esa, que las cosas allí siempre acaban mal.

Porque el problema no es Milei ni la hermana de Milei. El problema, el verdadero y profundo, es que Argentina no puede ser un país industrial. Así de crudo, no lo puede ser. Pero lo es desde hace ya un siglo, aunque solo gracias a una protección arancelaria suicida, la que siempre provoca hiperinflación acompañada del derrumbe de su moneda nacional por escasez de dólares. Una Argentina capitalista sólo será viable desmantelando su industria. Algo socialmente durísimo que dejaría en la indigencia a más de la mitad de la población actual del país. Pero es que no existe otra salida. Seguramente, Milei va a caer mucho más pronto que tarde. Pero lo que con total certeza no dejará de derrumbarse es la propia Argentina.

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