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27 minutos de solidaridad vasca

Excitada por el presidente del Gobierno, organizada por socialistas, comunistas y los herederos de ETA, la izquierda parece decidida a iniciar una espiral de acoso contra el judío en España.

Los totalitarios hablan en nombre de un todo identitario. Sea este el pueblo, los trabajadores o los españoles. Estos últimos días y con motivo de las muestras de solidaridad con los terroristas de Hamás, se vio a Otegi manifestar su orgullo por Euskal Herria. Sánchez, que habitualmente habla por los trabajadores y progresistas, se emocionó al recordar el coraje mostrado por el pueblo español, al que vitoreó. Y Oscar Gómez, el cada día más cabizbajo secretario general de los socialistas de Madrid, hizo lo propio con el pueblo de la capital. Orgullo cheli. Todos estos jefes -"Ein Volk, - ein Führer"- son los que entienden a sus paisanos. Son su voz. Los dirigen y protegen. En ocasiones los animan a mostrar la solidaridad de la izquierda con aquellos que son merecedores de ella.

Cuando escuchas la palabra solidaridad imaginas a unas personas dispuestas a ayudar. A unos vecinos que se desviven ante la desgracia, el infortunio. No piensas que hacer una demostración de solidaridad sea liarse a palos con el prójimo. Es la solidaridad de socialistas y comunistas en su versión callejera. Obedece a una lógica perversa. En el caso que nos ocupa ser solidario con "el pueblo palestino", eufemismo de "terrorismo islámico", es impedir que unos ciclistas compitan en La Vuelta. Por las buenas o por las malas. "Plata o plomo", que diría el narco Pablo Escobar. Lo desconcertante es que el presidente del Gobierno se haya convertido en el principal agitador. Esto no es cálculo electoral. Es algo más grave. Son los desvaríos de un autócrata.

El jefe de Opinión de Libertad Digital me ha dado un tirón de orejas por llamar "desastrados y en general guarros" a todos los violentos que atacaron a los ciclistas de La Vuelta. Me ha explicado que muchos de esos con apariencia de mugrientos en realidad llevan mugre de marca que cuesta una pasta. Y tiene razón. Después están los de la solidaridad versión alfombra roja y photocall con pañuelo palestino o expresión compungida. Estos visten de diseño. Son simplemente ridículos farsantes.

Hay sociedades enfermas. Una parte de la vasca, -una parte, reitero, pero muy numerosa- lo estuvo durante demasiados años. Enferma de odio y miedo. Quizá todavía lo esté… de odio. Lo sucedido durante la etapa de la Vuelta ciclista a su paso por Bilbao recuerda los episodios de terrorismo callejero donde los jóvenes aspirantes a etarra hacían méritos ante los ojeadores de la banda. No es una anécdota el ataque al equipo de Israel. Más bien parece un síntoma. Alguna modificación en la naturaleza del euskaldún provoca que muchos individuos recurran a la violencia contra el otro, el distinto -sea este español o ahora judío- para dar satisfacción a insanas pulsiones y para aplacar sus frustraciones. Un resorte primitivo que la evolución de la sociedad -y cuando ha sido necesario, la represión legal- tan solo habrían amortiguado, retenido. Un resorte que el totalitario sabe cómo liberar. Una violencia que llaman solidaridad.

Los recibimientos a los presos de ETA son muestras de solidaridad con terroristas vascos. Atacar a ciclistas de un equipo que lleva ISRAEL en su maillot, lo es con terroristas de Hamás. Una sociedad enferma de odio que enaltece el crimen.

Mila es una buena amiga. Viuda de Diego, un benemérito del Servicio de Información de la Guardia Civil. Juntos, y con mi mujer, paseábamos a nuestras perritas por la calle Costa Rica y los parques de la zona. Hace unos días me envió una copia del documental "27 Minutos". Su director es José Luis Rancaño. Lo filmó en 2019 cuando se cumplían 40 años del asesinato de Antonio y Hortensia en la localidad guipuzcoana de Beasáin. Él era guardia civil, tenía 24 años. Ella 20, era su novia. ETA los tiroteó el 6 de enero de 1979. Iban a casarse en verano. Hortensia fue la primera mujer asesinada por la banda por ser pareja de un agente.

Mientras se desangraban dentro del coche, el claxon sonó durante 27 minutos. Nadie tuvo el valor de ir a auxiliarlos. Una sociedad enferma de miedo. Un pueblo solidario con los asesinos.

Excitada por el presidente del Gobierno, organizada por socialistas, comunistas y los herederos de ETA, la izquierda parece decidida a iniciar una espiral de acoso contra el judío en España. Una decisión irresponsable, que obedece al oportunismo de Pedro Sánchez y al odio a Israel del PCE y Podemos. Se arrepentirán. Juegan con fuego. Que no les persiga en sus pesadillas el sonido de un claxon.

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