Menú

El segundo asesinato de Charlie Kirk

Ciertas respuestas en la izquierda hegemónica reflejan una tendencia a no solo normalizar sino a celebrar la violencia política.

Con el cadáver todavía caliente de Charlie Kirk, una ola de celebraciones se propagó por las redes sociales, de Twitter a TikTok pasando por Bluesky y Reddit, por parte de izquierdistas satisfechos de que se hubiera silenciado una voz que se atrevía a cuestionar sus dogmas. La alegría infame por el mal ajeno, schadenfreude en alemán, se extendió como un reguero en las trincheras de los que presumen de superioridad moral y estar en el lado correcto de la historia. Por supuesto, malas bestias hay en todas partes, pero no en todas las corrientes políticas se producen las justificaciones de los asesinatos.

Ciertas respuestas en la izquierda hegemónica reflejan una tendencia a no solo normalizar sino a celebrar la violencia política. Elvira Lindo, por ejemplo, primero ha demonizado a Charlie Kirk negando que sea conservador y calificándolo de "ultra". Para los socialdemócratas, "ultra" es cualquiera que no pertenezca a su secta. La mentira de Lindo respecto a la caracterización política de Kirk le es necesaria para satanizar al activista norteamericano, poniéndolo en una diana siguiendo el lema homicida de tantos en la izquierda de que con el «fascista» no se debate, se le abate. A continuación, Lindo niega que las palabras del gran debatiente Kirk sean solo palabras: «El catecismo de Kirk promovía las bases de una violencia desatada». De esta forma, Lindo trata de pintarlo como un apologeta del terrorismo, justificando la intolerancia y la violencia contra los que, como Kirk, son conservadores y cristianos.

Como argumentó correctamente Karl Popper solo cabe ser intolerante en un régimen de tolerancia liberal con aquellos que no solo son intolerantes, sino violentos. Lindo pone en la diana a los que se atrevan a ser como Kirk, heterodoxos desde el lado derecho del espectro político. Pero Kirk no es como Hitler, sino, en todo caso, como Pim Fortuyn, el líder de la derecha holandesa que también fue asesinado por un extremista de izquierda.

Elvira Lindo está lejos del espíritu liberal de Popper porque recoge el testigo represor del socialista Herbert Marcuse, que promovía una intolerancia represora. El filósofo de Frankfurt defendía que había que censurar a todos aquellos que no comulgasen con los dogmas de la izquierda.

Frente a esta intolerancia antiliberal de Marcuse y Lindo, Kirk encarnaba el espíritu de Bertrand Russell cuando recomendaba que aunque te ignoren, te ataquen, te cuestionen, nunca te silencien. Por otro lado, si alguien encarna paradigmáticamente el principio de Carl Schmitt de que la política es el reino de la enemistad, y el que no está conmigo está contra mí, esa es Elvira Lindo, que pretende que se ignore el ejemplo de talante dialogante de Kirk mediante calumnias después de que lo hayan silenciado mediante balas.

La característica más relevante de nuestra era, como defiende Steven Pinker, es que los que defendemos la libertad de expresión somos tildados por la izquierda hegemónica de derechistas. Lindo, y quienes como ella satanizan a cualquiera que no se pliega a los dogmas izquierdistas, viven, como señala Steven Pinker, en el Polo Izquierdo. Y es que del mismo modo que cuando estás en el Polo Norte, todas las direcciones son sur, el Polo Izquierdo es el punto mítico desde el cual todas las direcciones parecen correctas. Así que cualquier opinión que no se ajuste a esta ortodoxia se tilda de opinión de derechas, ultra o fascista. Si, en particular, eres conservador y cristiano, te conviertes, para estos aprendices de Robespierre, en alguien que debe ser eliminado, por las buenas, para ello dominan los medios de comunicación, o por las malas, y para ello promueven una cultura del asesinato político.

No todos en la izquierda han caído en la cultura del asesinato político que defiende Elvira Lindo. El comentarista de izquierdas Van Jones, un tradicional adversario en debates de Kirk, ha tenido la grandeza de reconocer emocionado que le impactó que poco antes de ser asesinado, este le enviara un mensaje personal invitándole a un diálogo cara a cara, queriendo que fuera a su programa ya que consideraba que podían debatir como caballeros. Le aseveró Kirk a Jones que podrían resolver sus desacuerdos de forma amistosa. Afirma Jones: «el último día de su vida, él buscaba más conversación, más diálogo, no más censura, con alguien que era uno de sus adversarios, yo». Necesitamos más Charlie Kirk y más Jones, ya sean a derecha e izquierda, y menos Elvira Lindo e Ignasi Guardans, otro tertuliano que se ha caracterizado por propagar infamias y verter basura sobre la memoria de Charlie Kirk.

Lindo defiende que las palabras pueden ser la base intelectual de la violencia. Pero no fue Charlie Kirk sino ella misma la que ha puesto en la diana a los que como Kirk defienden el conservadurismo. Lindo participa de la política maniquea que considera a todos los que no son de su cuerda política enemigos, en lugar de adversarios. Con esta dinámica perversa, es probable que aparezcan «guerreros de la justicia» que finalicen la tarea y no dejen circular a los que no se encuentran en lo que llaman «el lado correcto de la historia», mientras se sacuden la sangre de las manos para leer algún otro artículo en El País que les señale quién será el siguiente ultra al que retirar. Quizás seamos usted o yo.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal