
Que un condenado por malversación (además de sedición) como es Jordi Turull tenga el cuajo de hablar del dinero de los catalanes y de que ese dinero se lo gastan los andaluces en subvencionar gimnasios y mascotas es una impresionante muestra de descaro supremacista. Para refutar a este indultado y amnistiado se ha contado por activa y por pasiva lo de la quita de la deuda catalana (17.104 millones, el 20% del total) y lo de la financiación singular para Cataluña, eufemismo de concierto a la vasco-navarra.
Pero es que al bueno de Turull, la condonación y quedarse con todos los impuestos que se paguen en Cataluña no le parece un trato de favor o un privilegio, sino algo así como la reparación de una deuda histórica contraída por (el resto de) los españoles con la grande y noble Cataluña y sus laboriosos habitantes. España se lo debe todo, creen los nacionalistas, que cierran las discusiones económicas con el infundio de que el Estado les roba 20.000 millones de euros cada año.
Turull no le llega ni a la suela de los zapatos a teóricos de la "raza catalana" como Quim Torra, Jordi Pujol u Oriol Junqueras, pero ha expresado de manera genuina la extendida creencia en Cataluña de que los andaluces viven de los impuestos de los catalanes y que se pasan el día dando palmas o tumbados a la bartola. Son muchas décadas de TV3, de manipulación, de propaganda, de "humor" catalán ridiculizando a los andaluces y las consecuencias se traducen en que declaraciones como las de Turull no causen el más mínimo escándalo en Cataluña.
Si eso mismo lo hubiera dicho Turull de otros colectivos se habría organizado un follón del mil demonios. Valga como ejemplo el juicio al que se va a someter al cura Custodio Ballester por un escrito crítico con el islam. Tres años de cárcel le pide la fiscalía. La acusación particular está formada por una organización islamista, "Musulmanes contra la islamofobia", que publica artículos en su web sobre la "incursión transfronteriza" de Hamás del 7 de Octubre o en los que se dice que Mahsa Amini, la mujer asesinada por la policía religiosa iraní por no llevar cubierto el cabello, falleció de un paro cardíaco "mientras recibía capacitación sobre los códigos de vestimenta islámicos".
Pero claro, Turull no ha criticado al islam. "Sólo" se ha metido con los andaluces. Total, bestias con forma humana, que diría Torra. Los hombres poco hechos y sin valor moral, cultural y espiritual de Pujol. Turull no ha pedido perdón ni está previsto que lo pida. Tampoco le ha denunciado nadie. No existe una asociación de "Andaluces contra la andalufobia".
