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Nadie va a violar y torturar a las mujeres de la flotilla

No se las va a retener en oscuros túneles. No van a ser torturadas ni vejadas por la población local.

No se las va a retener en oscuros túneles. No van a ser torturadas ni vejadas por la población local.
Barcos de la flotilla pro-Hamás partiendo del puerto de Catania, en Italia. | EFE/EPA/ORIETTA SCARDINO

Salvo giro de guion, todo está listo para que la Armada de Israel intercepte la flotilla antijudía de Ada Colau y Greta Thunberg y detenga a sus componentes. Puede que a la hora que se publiquen estas líneas algunos de los barcos que han violado las aguas territoriales de Israel ya hayan sido hundidos, una vez puestas a salvo sus tripulaciones. La intención de las autoridades de Israel es detener a los activistas y deportarlos a sus países.

Según avanzan los medios, se han dispuesto siete hospitales por si en la operación se producen heridos y seiscientos policías esperan en el puerto de Ashdod para conducir a los detenidos a una prisión desde la que los que no se opongan serán devueltos a sus países. Si todo esto sucede es porque habrán sido estériles todos los avisos, advertencias y llamamientos para que los miembros de la flotilla eviten entrar en aguas israelíes. Y es que hasta el Gobierno de España ha pedido a la flotilla que no rebase los límites y rehúya perpetrar cualquier clase de desafío o enfrentamiento.

No es previsible que los componentes de la perroflautada marítima antijudía vayan a hacer ningún caso. Conocen el paño. Muchos de ellos ya han participado en anteriores operaciones propagandísticas y saben que corren más riesgo de hacerse daño a sí mismos al desembarcar que de que se lo hagan los militares israelíes.

En Israel nadie va a violar a las mujeres que van en los barcos. No se las va a retener en oscuros túneles. No van a ser torturadas ni vejadas por la población local. Si los miembros de la flotilla sufren algún daño será porque lo provoquen, porque directamente se autolesionen o hagan imposible su evacuación de los barcos y su traslado a tierra.

Si atienden las órdenes por su propia seguridad, volverán a casa sanos y salvos después de haber hecho el pijo por el Mediterráneo, de haber causado un gasto extraordinario a los contribuyentes con la movilización de un barco de la Armada, el "Furor", y de haber cobrado notoriedad a costa de un conflicto en el que no están del lado de los niños palestinos indefensos sino de los terroristas de Hamás que los utilizan como escudos.

Esa violencia de la que se quejan Ada Colau o la llamada Barbie Gaza, esos supuestos ataques con drones, las presuntas maniobras amenazadoras de submarinos israelíes son patrañas que en comparación con el sufrimiento real de los secuestrados por Hamás (no digamos ya los asesinados) provocan arcadas.

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