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Palestina o Begoña

Lo de Palestina no es más que eso, una ridícula, artificial, insultante, infumable y vomitiva cortina de humo.

Lo de Palestina no es más que eso, una ridícula, artificial, insultante, infumable y vomitiva cortina de humo.
Imagen de la webcam de la Global Sumud Flotilla cerca de Gaza. | Cordon Press

Es lo que hay. La clave de bóveda, el quid de la cuestión de la izquierda, del socialismo y del comunismo, es el grado de falta de respeto a la inteligencia de quienes pagan los sueldos de sus dirigentes y representantes. La izquierda, que miente siempre porque no hay un solo socialista o comunista que resista la tentación de vivir de un modo contrario al que predican en cuanto tienen oportunidad, se mantiene a base de sostener banderas que le importan un cuerno.

Y esto de Palestina no tiene otro recorrido más allá de dicho escenario. Así de simple. Así de concreto. Al PSOE, a los comunistas e independentistas en los que se apoya, a los perroflautas que siempre despiertan del letargo en el que viven, ellos sabrán por qué, cuando les inyectan en vena una pantomima como ésta, en realidad Palestina les importa un rábano.

Les importa, ahora que mandan barcos para proteger, presuntamente, a la flotilla de la vergüenza; ahora que nos retiran de Eurovisión, dan carta de naturaleza a disturbios callejeros que suspenden pruebas deportivas legítimas o que atacan de manera inmisericorde e injuriosa a todo el que no comparte sus chorradas, lo mismo que le importaba hace un mes, cuando compartíamos con normalidad el Eurobásket con Israel; o hace unos meses, cuando contratábamos una campaña publicitaria para promocionarnos en dicho país; o cada vez que, durante los dos años que dura ya esta etapa del conflicto árabe-israelí, hemos ido exportando e importando, como seguimos haciendo, todo tipo de artículos, productos y servicios hacia y desde el estado judío.

El domingo por la mañana, en ese panfleto animado en que se ha convertido Televisión Española, veía perplejo una entrevista a un tipo que se decía abogado de víctimas del "genocidio palestino", quien ha presentado una denuncia contra un militar israelí, según él y sus presuntos clientes, por haber tomado parte en las acciones militares del ejército de su país en Gaza. El tipo pedía la detención de dicho militar, aprovechando su circunstancial visita a España para ver un partido de fútbol. Y en TVE lo contaban con total normalidad: es decir, que se pretende detener a un militar extranjero de bajo rango por hacer su trabajo, por obedecer a sus mandos y a su país; y hacerlo aprovechando una visita de ocio a nuestro territorio. Es decir, que se criminaliza a los militares por cumplir con su obligación y se envía el mensaje de que eso, en España, puede ser delito. Una más sobre la seguridad jurídica en este país. Afortunadamente, no saldrá adelante la majadería en cuestión.

Pero a nadie puede extrañarle este episodio, que es uno más de la insólita propuesta de gobierno y relaciones sociales que nos ha propuesto e impuesto el social-comunismo desde que gobierna, siempre que ha gobernado, desde que existe, ciscándose permanentemente y con generosidad en la ley, en el orden establecido, en la seguridad jurídica y en todo lo que dé estabilidad a tal convivencia.

Y todo porque, para el socialismo y para el comunismo, todo vale con tal de tapar sus miserias, sus permanentes e ininterrumpidas corruptelas, sus ineficacias y desastres de gestión, la incontrovertible y deprimente realidad de que todo lo que tocan se convierte en ruina. Ya se decía hace décadas: hambre y piojos.

Y ahora se trata de Palestina o Begoña Gómez, 'Begoñe Gómez de Chapote', pero también Palestina o 'David El Chirimollas'; y Palestina o 'Paquirrín Martín'; y Palestina o Cerdán; Palestina o Ábalos; Palestina o Venezuela y los presuntos pagos con 'ZP' y 'Pedro I El Falso – Pedro Chapote' de por medio; y Palestina o la suicida política migratoria; y Palestina o los pactos con independentistas, prófugos y pro-etarras; como en otros tiempos hubiera sido Palestina o los EREs, Palestina o la FAFFE, Palestina o Filesa; Palestina o los Fondos Reservados; Palestina o Juan Guerra; Palestina o Luis Roldán y así podríamos seguir hasta agotar la tinta, el papel, la batería del ordenador y su tiempo, querido lector, hasta el infinito.

Lo de Palestina no es más que eso, una ridícula, artificial, insultante, infumable y vomitiva cortina de humo para que en los informativos de TVE, La Sexta o la Cadena Ser; en los titulares de esos folletos político-publicitarios que subvenciona el Gobierno social-comunista con nuestro dinero, desde El País hasta el Diario de Ignacio Pre-Escolar y, en general en todos los soportes promocionales del sanchismo, se ocupe espacio con este producto informativo prefabricado para desviar la atención de quienes se dejan.

Y sí, las muertes de palestinos en Gaza son un horror; como las de los ucranianos en Ucrania de hace una semana; y los de los sacrificados en Sudán, o en el Congo, o en Siria, o en Yemen, y así hasta cerca de un centenar de guerras en las que están muriendo inocentes en este momento a lo largo y ancho del planeta. Sin embargo, todas estas otras muertes le son indiferentes al social-comunismo, al sanchismo, al perroflautismo manipulado y de cerebro rapado. Porque la que el Gobierno de España ha elegido para tapar sus vergüenzas es la de Palestina, donde no hay ni más ni menos genocidio que en el resto.

Ojalá desaparecieran todas las guerras del planeta. Ojalá pronto nadie perdiera la vida porque un dirigente político haya decidido previamente que estalle un conflicto bélico. Pero, sobre todo, ojalá desaparezcan del mundo, algún día, todos los que utilizan el sufrimiento ajeno para convencer a un grupo más o menos grande de imbéciles de que es de eso de lo que hay que hablar y no de las corrupciones de sus dirigentes y familiares que, por otro lado, pagamos con nuestros impuestos.

No permitamos que nadie lo olvide: lo de ahora es 'Begoña o Palestina'. Y ésa es la decisión que cada día se toma en todas las redacciones… pero también en todas las casas.

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