
Entre las víctimas políticas de Isabel Díaz Ayuso se cuenta desde ayer el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. El aspecto de la deposición del acusado por revelación de secretos no invita al optimismo en su defensa. Servir a Pedro Sánchez obliga a inauditas contorsiones físicas y morales. He ahí al fiscal general arriba y abajo, de susto en conmoción y tratando de taponar un supuesto bulo que ni él mismo sabe muy bien en qué consistía o si existía. Un no parar de filtraciones, un frenesí de llamadas, un sinfín de contradicciones y otro peón que sacrifica Sánchez en su enloquecida persecución contra la presidenta de la Comunidad de Madrid.
El relato, eso que tanto le preocupaba, lo perdió el día que borró todos sus dispositivos digitales. Por indicios mucho menos evidentes están las prisiones llenas. El relato, dice García Ortiz. ¿A quién se le ocurre? Un fiscal general del Estado como pollo sin cabeza en defensa de "la verdad", porque, ojo al piojo, dice que "la verdad no se filtra, la verdad se defiende". Ni a Mazón se le habría ocurrido semejante memez.
¿Pero se dará cuenta este hombre de que está admitiendo y justificando haber cometido un delito? Está diciendo ni más ni menos que la revelación de secretos está bien si de lo que se trata es de desmentir a Miguel Ángel Rodríguez. Pues nada. Una estrategia de defensa colosal. Dar pena y hacerse el harakiri. Tras su declaración de este miércoles es literalmente imposible que salga absuelto. Otro trofeo en el panteón donde reposan las carreras de Pablo Iglesias, Pablo Casado, Teodoro García Egea y Ángel Gabilondo.
Pero ni siquiera una eventual condena de su fiscal general va a alterar la determinación de Sánchez de llegar hasta el final de la legislatura. Seguro que el presidente habría entendido lo de "cínico e hipócrita" que le espetó Míriam Nogueras sin necesidad de hacer el número de ponerse el pinganillo como muestra de que se toma muy en serio todo lo catalán y tal. "Cínico e hipócrita". No es el "Rata de dos patas", de Paquita la del Barrio, pero evidencia que va ir en serio eso de que Puigdemont ha dinamitado todos los puentes. Aunque para Sánchez, estar en minoría parlamentaria es un asunto menor. Igual que achicharrar a su fiscal.
