
El mensaje más importante trasladado por Pedro Sánchez en su comparecencia de este miércoles en el Congreso seguramente esté en un párrafo escondido a mitad de intervención. Lo ha dicho sin mucho énfasis, casi de pasada. Pero, todo apunta a que lo repetirá con asiduidad y énfasis en fechas venideras. El anuncio nada tenía que ver ni con la corrupción, ni con la gestión de las Comunidades Autónomas del PP ni con las cumbres internacionales sobre las cuales, oficialmente, venía a hablar el Presidente.
El párrafo en cuestión es este:
Y queda mucho trabajo por hacer en esta materia, pero lo importante, lo relevante, son los resultados, esas reformas. Y digo más, esas reformas las hemos logrado gracias al acuerdo entre sus Señorías, el Gobierno de España y los agentes sociales. Hemos logrado paz social y esa paz social, señorías. Sí. Paz social. Paz social. Y esa paz social, señorías, es uno de los principales activos de por qué ahora mismo España crece como crece, crea empleo, como crea empleo y está en la situación política que está.
Sánchez, básicamente, dice aquí cuatro cosas.
Primero, que su Gobierno ha traído la paz social a España (repite la expresión cinco veces para que se le entienda bien).
Segundo, que la paz social es el resultado de sus acuerdos con Bildu, ERC, Junts, Sumar, PNV, Podemos y los sindicatos de clase (UGT y CCOO).
Tercero, que gracias a esta paz social la situación económica y política es excelente.
Y, cuarto, que al Gobierno de España le queda mucho por hacer, pero que sólo lo hará si hay paz social.
La amenaza es de todo menos velada. Sánchez ha puesto sobre la mesa las consecuencias violentas que traería el fin de su Gobierno. Él es el garante de la paz social en España y, en su ausencia (la de Sánchez), no se podrá garantizar la tranquilidad de las calles españolas.
El pensamiento progresista patrio se asienta sobre una idea básica: el conflicto sólo se evita si gobierna la Izquierda. Es la única forma de que los sindicatos no incendien las calles. Pero, no sólo los sindicatos. También otras organizaciones emergentes de extrema izquierda controladas por los socios del PSOE, en particular, Bildu y Podemos. El sabotaje de la Vuelta Ciclista a España este verano es prueba de su eficacia violenta.
Sánchez ha venido a decir hoy que lo único que se interpone entre los violentos y las calles que sueñan con asaltar es él. El precio por no votarle será la quiebra de la paz social. Este es el cálculo fundamental que deberán hacer los españoles en las elecciones que se avecinan.
La Legislatura nació con una transacción corrupta de votos por amnistía. Ahora amenaza con terminar con un canje de votos por paz social.
