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La fontanera que me encapsuló

A este paso el único que se quedará sin encapsular en el PSOE será Pedro Sánchez.

Hasta hoy, el PSOE ha logrado encapsular a sus dirigentes corruptos encausados. Eso ha permitido encapsular igualmente el caso de la fontanera, pues en la medida en que despachaba sólo con el secretario de Organización, sus gestiones podían venderse como cosas de Cerdán. Es una tontería porque para qué quería Cerdán averiguar lo que tuviera Villarejo de las saunas del suegro de Pedro Sánchez que no fuera para proteger al señorito. Pero, como en España la única verdad que importa es la judicial y no la de Agamenón ni la de su porquero, mientras la relación de Leire con el PSOE estuviera limitada a Cerdán, podía fingirse que los dos obraban por su cuenta a espaldas de Sánchez. Hasta hoy.

Ahora, la pareja de fontaneros, estos Bonnie and Clyde de Argüelles, han declarado en sede judicial que en una de las reuniones con Santos Cerdán para contarle qué habían averiguado por ahí que pudiera inquietar al PSOE, estaba también Antonio Hernando, a la sazón número dos del gabinete del presidente del Gobierno, esto es, un fontanero de Moncloa. A menos que nuevamente Ferraz pretenda encapsular también al que hoy es secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales de España, como en su momento hizo con Ábalos y Cerdán, alguien de Moncloa tendrá que explicar qué hacía Hernando en aquella reunión.

La presencia de quien fuera mano derecha de Rubalcaba tiene morbo porque en su momento el tal Hernando, junto con Óscar López y el mismo Pedro Sánchez, formaron los Pepiño Blanco boys, un grupo de jóvenes socialistas patrocinados por el visitador de gasolineras y hoy el mayor lobista de España. No sólo, sino que Antonio Hernando, junto con el propio Óscar López, conspiró contra Pedro Sánchez cuando intentó su segunda vuelta a la secretaría general del partido. Cómo consiguieron los dos el perdón del número uno se desconoce. Sólo se sabe que terció José Luis Rodríguez Zapatero. Pero se ignora si lo hizo por iniciativa propia o a instancia de Blanco. Y sobre todo se desconocen los argumentos que Zapatero esgrimió para obtener el indulto. Quizá apelara a la vieja camaradería que a los tres unió el ser los enchufados de Pepiño.

La cuestión es que cabe la posibilidad de que el juez que investiga a Díez y Dolset cite a Antonio Hernando a preguntarle de qué se habló en aquella reunión que tanto interesó al gabinete del presidente del Gobierno. ¿Fue a ver qué había averiguado la fontanera de las saunas del suegro? ¿O para ponerse al día de cómo iban las operaciones de desprestigio de jueces y policías?

Lo mejor de todo es sin embargo que a Óscar López, que era el jefe de gabinete de presidencia del Gobierno en aquella fecha le han preguntado hace muy poco acerca del caso de la fontanera. Y dijo que no sabía nada, que no le interesaba y que le sonaba todo a la Kitchen. Qué oportunidad ha perdido el ministro de callarse, pues es evidente que el asunto le interesaba y mucho cuando envió a su número dos a ver qué contaba Leire de sus inconfesables gestiones. Habrá que encapsular también a López. A este paso el único que se quedará sin encapsular en el PSOE será Pedro Sánchez. Bueno, y Patxi López, que, como no se entera de nada, es como si estuviera ya encapsulado.

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