El Gobierno de Pedro Sánchez no se cansa de hacer el ridículo de forma colectiva y el payaso a título personal en el caso de la mayoría de los ministros y ministras. El último en mostrar sus dotes tragicómicas ha sido el ministro Félix Bolaños, titular de las carteras de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. Esta fue su "felicitación" para el día 25 de diciembre: "Felicitamos a la comunidad cristiana en este día en el que conmemora el nacimiento de Jesús, un momento para compartir deseos de paz, alegría y bienestar para todos y todas".
La "comunidad cristiana" en España no es precisamente una minoría religiosa. Tampoco es un sector particular de la población que festeja estos días una celebración religiosa como otra cualquiera. Esa comunidad cristiana a la que se dirigen en el ministerio de Bolaños está formada por la mayoría de los españoles, muchos de los cuales, sobre todo jóvenes, vuelven a las iglesias y a practicar los ritos católicos que el Gobierno de Sánchez se empeña en despreciar mientras no tiene inconveniente en felicitar con toda afectación y respeto el ramadán o en prohibir el cerdo en los menús escolares de Ceuta y Melilla.
La estupidez en materia de religiosa del Ejecutivo es pareja a la estulticia de una Conferencia Episcopal que pasa por alto sistemáticamente las provocaciones y ofensas contra los católicos perpetradas por Sánchez, incapaz de pronunciar la palabra "Navidad", y sus imitadores, como es el caso de Bolaños y su ridícula "felicitación". El desprecio del Gobierno y de la izquierda por las creencias, costumbres y cultura de la mayoría de los ciudadanos españoles y de la mayoría de los venidos de Hispanoamérica no tiene parangón en Europa, donde otros gobiernos "progresistas" como el del Reino Unido felicitan la Navidad con respeto y sin las "sutiles" distinciones con las que el Gobierno de Sánchez pretende mofarse de los católicos.
La obsesión anticristiana de la izquierda (que se torna respeto y consideración ante el islam) degenera en astracanadas como la de Bolaños y en ofensas a los católicos con los belenes alternativos, las "fiestas del solsticio de invierno", las cabalgatas laicas y republicanas y en Semana Santa las procesiones anticatólicas. Con detalles como el de la "felicitación" de Bolaños se constata una vez más la peligrosa insensatez de una izquierda que se ríe de lo que es incapaz de comprender y odia lo que no puede someter a sus peregrinos dictados, lo que no puede convertir en basura digerible para sus acólitos.

