Menú
Amando de Miguel

El misterioso origen de las palabras

Sea cual fuere el origen de 'meterse en un jardín' para una acción ridícula o incómoda, queda el sentido despectivo de la palabra 'jardín'.

Recibo un ramillete de correos para explicar la extraña expresión de meterse en un jardín. Ya he relatado la conexión con la jerga del teatro. Juan Antonio Díaz Valencia y otros me explican que el jardín en los barcos de antes era el equivalente de las letrinas. Nos podemos imaginar lo sucio e incómodo que debía de ser tal artilugio. Así pues, lo de meterse en un jardín podía significar la expiación por una falta o simplemente la incomodidad para la cotidiana función de defecar. Hay otros correos que dan una interpretación más literal a la frase de marras, equivalente a perderse en un jardín laberíntico, como los que se diseñaban en algunos palacios. Sea cual fuere el origen de meterse en un jardín para una acción ridícula o incómoda, queda el sentido despectivo de la palabra jardín. La analogía no dice nada bueno sobre el aprecio que tienen los españoles por la naturaleza. Los cuadros sobre jardines no abundan en la pintura española, por lo menos hasta el siglo XX. Antes de ese tiempo, la pintura paisajística se detiene en describir jardines ideales, imaginados. Era el hortus amoenus, que venía a ser el símbolo del Paraíso Terrenal.

Agustín Fuentes me sigue enviando magníficos testamentos en donde se pone como chupa de dómine a los políticos. No voy a entrar en la sustancia de esas críticas porque corresponden a otras secciones de este periódico. Pero sí me entretengo en dar cuenta de esa expresión, poner como chupa de dómine, cuyo origen intriga a don Agustín. La chupa era una prenda de vestir en la época del imperio, algo así como una camisola o una chaquetilla. El dómine era el ayo o preceptor de la chiquillería de la casa. En Grecia se le llamó pedagogo y en Italia pedante. El dómine por antonomasia, pobretón él, es el del Buscón de Quevedo. Hay que suponer lo astroso que iba el hombre, siempre despreciado por sus amos y por la gente principal. Así pues, poner como chupa de dómine es algo así como poner como un trapo, es decir, ensañarse con un tipo tan desdeñado.

José Soriano Palao se ha encontrado en la iglesia o mezquita de Santa Sofía, en Estambul, con el letrero "Guiris" donde hacían cola los turistas. El hombre se pregunta si no vendrá de ahí la acepción de guiris como turistas extranjeros. Nada de eso. Hay varias versiones. La que más me convence es que los soldados carlistas vascos en la I Guerra Carlista designaban así a las tropas del Gobierno. Era una especie de abreviatura para indicar que eran los soldados de la reina María Cristina. Los vascos pronunciaban Guiristina. De esa primera acepción despreciativa de los guiris pasó luego a señalar a los que vienen de fuera, en nuestros días a los turistas de los países al norte de los Pirineos.

En España

    0
    comentarios