Menú
Carlos Semprún Maura

Ni flores, ni coronas

Yo siempre he dicho que Royal era una moneda falsa y que no paraba de decir chorradas. Y lo sigo pensando, pero con un matiz: los demás jefecillos sociatas hacen lo mismo, sólo dicen chorradas socialburócratas.

Segolène Royal nos ha engañado: había prometido que ayer, martes, precisaría si sería ella candidata al cargo de primer(a) secretario/a del Partido Socialista o si propondría un candidato de consenso: pero nada, no ha dicho nada. Eso se explica fácilmente: entre bastidores se discute ferozmente –con la pistola sobre la mesa– entre dirigentes socialistas para lograr una mayoría coherente (o más bien incoherente), antes y durante el Congreso del próximo fin de semana. Pero ¡qué enorme ausencia de ideas! Lo de siempre, no tienen remedio.

El único asunto político del que se discute es sobre si el Partido Socialista debe plantearse alianzas electorales con el partido centrista MoDem de François Bayrou, o no. Los hay que prefieren aliarse con la extrema izquierda y enseñan sus pantorrillas a Olivier Besancenot y a su proyecto de Nuevo Partido Anticapitalista. Desgraciadamente, pienso que Royal tiene posibilidades reales de ganar la batalla en el Partido Socialista, ya que posee apoyos importantes de varios barones influyentes de las provincias; y pese a que esos apoyos sean mucho menores que hace un año, sigue teniendo cierta popularidad entre los militantes y simpatizantes socialistas. Yo siempre he dicho que era una moneda falsa y que no paraba de decir chorradas. Y lo sigo pensando, pero con un matiz: los demás jefecillos sociatas hacen lo mismo, sólo dicen chorradas socialburócratas. Ante esta situación, a la vez tensa y cutre, Jean-Luc Melanchon, senador socialista y un diputado anónimo, han dado el portazo al Partido Socialista. Su intención es evidente: aliarse a Besancenot en la construcción del nuevo partido anticapitalista. Entre trotskistas anda el juego. Pero Besancenot, muy chulo, ebrio de éxitos mediáticos, les ha dicho: "¿Ah sí? Pues a esperar el turno".

La detención de diez personas, en el marco de una investigación policial de 48 horas, sobre los atentados contra las instalaciones eléctricas de la SNCE, me da muy mala espina. Según las informaciones publicadas, estos jóvenes ya estaban fichados por la policía por todo tipo de violencia callejera, y formarían parte de grupos de "ultraizquierda". Desde luego, por lo que yo conocí sobre los grupos de esta ideología, son capaces de estos sabotajes y de cosas peores, pero me pregunto si François Fillon no se ha apresurado demasiado al felicitar a la policía por la rapidez de su reacción. Es posible que ante el temor producido entre los viajeros por los atentados, la SNCF perdiera clientes –algo que en una situación de crisis, hay que evitar a toda costa– y para tranquilizar al patio, se detuviera a quien fuera (bueno, a quienes estuvieran fichados).

La infantil "Obamania" gala ha contaminado hasta a los premios literarios: el afgano Atiq Rahimi, que apenas sabe francés, lo ha confesado públicamente y gana el Goncourt; el guineano Tierno Monénembo, que sí sabe francés, obtiene el Renaudot. Yo no leo las obras de los premios literarios, por lo tanto tampoco las de estos, pero todo este enjuague huele mal.

En Internacional

    0
    comentarios