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Carmelo Jordá

La Justicia funciona perfectamente

Puede que no sea igual para todos, sí, pero… ¿acaso eso les importa lo más mínimo a los que no creen ser iguales que el populacho?

Puede que uno sea inocente incluso aunque lo hayan fotografiado junto al cadáver y sosteniendo el puñal asesino, como le ocurría a Cary Grant en una escena genial de Con la muerte en los talones. Lo habitual, no obstante, es que si te pillan de esa guisa seas un asesino redomado; como lo habitual es, por desgracia, no ser Cary Grant.

Así que si eres descubierto junto al cuerpo aún caliente del muerto y sosteniendo el arma homicida, la Policía de casi cualquier país del mundo te detendrá, te interrogará, analizará las pruebas del caso y, probablemente, te pondrá en manos de la Justicia.

Algo parecido te sucedería, en otro orden de cosas, si catorce indicios de distinta relevancia señalasen que has participado en la comisión de una serie de delitos. Delitos cometidos, por cierto, de forma reiterada y con, por así decirlo, desprecio del disimulo inherente a la mayor parte de la actividad delictiva.

No se trata de condenar de entrada y por simples indicios, claro, pero lo lógico es seguir un trámite no digamos igual, pero sí similar al del caso del asesino atrapado in fraganti: que se estudien las pruebas, se interrogue al sospechoso y, en suma, se pueda discernir con un grado mucho más alto de certeza su participación en los posibles, casi probables, delitos.

Eso sería lo lógico, lo habitual, como decíamos antes; pero hay que reconocer que, si es poco frecuente ser Cary Grant, tampoco lo es ser hija del Rey de España, razón que parece la única para que la Justicia haya decidido que no hay que investigar esos indicios, que no vale la pena interrogar a la sospechosa, que es mejor correr el telón, ante el que unos cuantos muñecotes parlantes declararán con cara de estar convencidos que "la Justicia es igual para todos". Verbi gratia, el propio ministro de la cosa, al que le ha faltado tiempo para salir, ufano, sonriente, diríase que feliz, a presumir de la "independencia" de la Justicia, mostrando su "plena confianza" en el sistema y, en definitiva, congratulándose de un funcionamiento poco menos que modélico.

Difícil coincidir con el Notario Mayor del Reino en términos como independencia aplicado a los jueces y complicado tener "plena confianza" en el sistema judicial español. Pero sí hay una cosa en la que estoy seguro de que podemos estar de acuerdo con el oneroso Gallardón: la Justicia funciona perfectamente.

Sí, no se sorprendan: funciona a la perfección, porque hace exactamente lo que los que manejan el sistema quieren que haga. Llevan casi 30 años ahormándola a su interés y el trabajo no ha sido en balde, porque puede que no sea igual para todos, sí, pero… ¿acaso eso les importa lo más mínimo a los que no creen ser iguales que el populacho?

Lo dicho: como un reloj suizo.

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