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Cayetano González

Presente y futuro de Vox

¿Sería conveniente que Vox tuviera la capacidad de condicionar las políticas del próximo Gobierno que seguramente esté liderado por Feijóo? Sin duda.

¿Sería conveniente que Vox tuviera la capacidad de condicionar las políticas del próximo Gobierno que seguramente esté liderado por Feijóo? Sin duda.
Santiago Abascal en la sede de Vox de la calle Bambú en Madrid. | Vox

A la vuelta del verano empezará, si no lo ha hecho ya, un periodo preelectoral que tendrá dos estaciones importantes: el 28 de mayo del próximo año se celebrarán elecciones municipales en toda España y autonómicas en trece comunidades. Siete meses mas tarde, si Sánchez no las adelanta, será el turno de las elecciones generales que podrían suponer el fin del sanchismo y del gobierno social comunista.

Ante este horizonte electoral, cabe preguntarse cuáles son las expectativas de los dos partidos situados en el ámbito del centro derecha, es decir, PP y Vox, que son los llamados a construir la alternativa que acabe con este gobierno que tanto daño ha hecho y sigue haciendo a España.

Es evidente que el PP parece que ha conseguido superar la crisis que a comienzos de año provocó la anterior dirección con su enfrentamiento con Isabel Díaz Ayuso y que se saldó con la defenestración del tándem Casado-García Egea y su sustitución por Feijóo. En cuatro meses, los populares han dejado atrás aquellos penosos momentos en los que el partido entró en una dinámica suicida. Feijóo y su equipo han conseguido darle la vuelta a la situación, y como ponen de relieve todas las encuestas publicadas en este periodo, el PP es percibido por los ciudadanos como una opción de gobierno con grandes posibilidades de volver al poder tras las próximas elecciones generales.

El otro partido de ese espacio electoral, Vox, se enfrenta quizás al momento más delicado de su corta vida política. Tras un buen resultado en Castilla y León que le llevó a entrar por primera vez en un gobierno autonómico; tras un meritorio resultado en Madrid en mayo del pasado año, aguantando bastante bien el tirón que supuso la candidatura de Díaz Ayuso, llegaron las elecciones andaluzas del pasado mes de junio, donde el resultado fue manifiestamente mejorable: es verdad que Vox tuvo dos escaños mas que hace cuatro años, pero se quedó lejos de las expectativas que desde el propio partido se habían creado. Y, sobre todo, la mayoría absoluta conseguida por Moreno Bonilla hizo que el papel del partido de Abascal quedara muy devaluado al no poder condicionar la formación del nuevo gobierno andaluz.

Vox es un partido muy joven, con una evidente carencia de cuadros y de implantación territorial. En este sentido, las próximas elecciones municipales y autonómicas no es la mejor de las citas electorales posibles en el momento presente para el partido de Abascal. Tendrá que hacer un esfuerzo tanto en la búsqueda de candidatos como en la configuración de un programa electoral que tendrá que estar muy pegado a las necesidades de cada municipio y a las características de cada autonomía, sin abandonar por ello esas "ideas fuerza" de ámbito nacional que también son seña de identidad de esta formación política.

¿Sería conveniente que Vox tuviera la capacidad de condicionar las políticas del próximo Gobierno que seguramente esté liderado por Feijóo? Sin ninguna duda, porque en el supuesto de no estar en condiciones de hacerlo, cabría el peligro de que un ejecutivo del PP en solitario volviera al "estilo" Rajoy; es decir, a centrar toda su actuación en la economía, renunciando a todo lo demás.

Es en el ámbito cultural, social, de los valores, donde Vox puede representar a una parte del electorado del centro derecha que no se siente suficientemente defendido o representado por el PP, a la vista de lo que este partido hizo cuando estuvo en el gobierno con Rajoy como Presidente, o en lo que se empieza a atisbar lo que serían las políticas de Feijóo en esas cuestiones.

En definitiva, Vox tiene que repensar en qué cuestiones puede seguir siendo útil votarles. El partido de Abascal tuvo en las últimas elecciones generales casi cuatro millones de votantes. A ellos se tendrá que dirigir de forma prioritaria para convencerles de que será muy importante seguir teniendo su apoyo para poder influir en la nueva etapa política que se abrirá en España tras las próximas elecciones generales, etapa en la que como dijo el propio Abascal en el reciente Debate del Estado de la Nación habrá que reconstruir muchas cosas que han sido destruidas por este gobierno social-comunista. Y en esa tarea Vox puede ser determinante.

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