Llevaba el Barcelona un mes raro, sin encontrar argumentos futbolísticos para brillar, sin el juego vistoso que todos querrían. Llevaba un mes de octubre en el que sólo ante el Ferencvaros, el rival más débil del grupo, había encontrado un resquicio para la alegría. Pero en Liga el Barcelona acumulaba tres partidos sin ganar, mucho para este club y había encadenado dos derrotas seguidas, algo que no ocurría desde 2016
Pero de repente, aflora el mejor partido de la temporada en el escenario adecuado. En casa de la Juve, el día menos esperado y tras sucumbir ante el eterno rival en tu propio feudo. El Barcelona realizó ante el equipo italiano el mejor ejercicio del año, hizo los deberes y estuvo a punto de humillar a su rival, por poco que hubieran estado acertados sus jugadores. Estuvo serio, con profundidad, llegando a área en multitud de ocasiones.
Cambió Koeman de piezas su 4-2-3-1. Dembélé y Griezmann tuvieron su oportunidad desde el inicio. El primero se escoró, como de costumbre, a la derecha y Griezmann jugó por detrás de Messi. De Jong y Pjanic formaron un doble pivote que, a pesar de lo que parece, no es el ideal para Koeman. El holandés lo usará bastante pero da la sensación de que la jerarquía de Busquets todavía es esencial en este grupo. Se notó cuando entró el de Badía en el campo y empezó a ordenar y a barrer.
Con ese esquema jugó el Barcelona de maravilla la primera parte. Con Alba llegando hasta el fondo, con Sergi Roberto en el otro lado, más defensor que Dest. Pierde el Barcelona profundidad en la banda derecha pero gana en seguridad. Se llenó de buenas noticias el primer capítulo del partido. Pedri recibió una dosis de confianza brutal de su técnico. No había estado acertado el pasado sábado, pero brilló en Turín, en su primera titularidad en Champions. Estuvo valiente, encarador, feroz en la lucha. En la perla canaria hay jugador para muchos años.
Y estuvo bien Araujo aunque tuvo mala suerte. Tras una primera parte excelsa tuvo que retirarse por lesión. Fue un pequeño palo para el chico que estará unas dos semanas de baja por la típica lesión muscular. Salió Busquets pero entonces Koeman tiró de conocimientos y de confianza en un jugador. Ordenó a De Jong que fuera central porque ya le había situado varias veces en la selección en ese puesto. Y salió bien.
El gol de Dembélé en la primera parte fue la certificación del juego. Mandó el Barcelona todo el partido y pudo conseguir un resultado muy contundente, mucho más de lo que ya es un 0-2. Griezmann estuvo muy bien, quizá el mejor partido con Koeman, pero falló de cara a gol nuevamente. Juega bien para el equipo, los movimientos son tremendos, pero se le empieza a acabar el tiempo y da la sensación de que puede llegar a agobiarle. En su cabeza y en la de muchos aficionados se relaciona directamente dinero gastado con goles marcados. Y ahí Griezmann sale perdiendo.
Sentenció Messi al final con otro penalti. No marca de jugada esta temporada pero en el argentino es otra cosa. Ayer se echó el equipo a la espalda y los goles llegarán, sin duda. El Barcelona sale de Turín con el billete a octavos amarrado y con la sensación de reconducir un estado de ánimo algo flojo últimamente. El equipo es ordenado, de eso no cabe duda, y con piezas que, en estado de forma bueno, son excelentes. Los resultados llegan más pronto por este camino.