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Liga

Daniel Blanco

El pánico del Atlético

Los de Simeone no fueron fieles a su ADN futbolístico. Acumulan 11 partidos sin ganar en liga al Barcelona.

Los de Simeone no fueron fieles a su ADN futbolístico. Acumulan 11 partidos sin ganar en liga al Barcelona.

Reflexionando sobre el partido del otro día en el Calderón entre dos de los candidatos al título este año, Atlético y Barcelona, te das cuenta lo bueno que es algunas veces escribir de todo lo que piensas, un día después. Porque en caliente puedes sacar conclusiones equivocadas. Por ejemplo todas las que se sacaron en Twitter tras la victoria merecida del equipo azulgrana.

No ha hecho nada el Barça por ganar tres partidos y demostrar poderío en dos campos muy inaccesibles (Bilbao y Calderón), ni tampoco está muerto, como parecía en la red social el sábado por la noche, el Atlético de Madrid. Es mejor reposar el partido y darte cuenta que, efectivamente, el Barcelona fue mejor pero que es sólo un partido de 38 de los que se compone esta historia.

Fue mejor por sí mismo, dominando todo el partido a su antojo, teniendo posesión, yendo al área y creando ocasiones. Pero fue mejor también porque el Atlético le permitió una clase de partido que al Barcelona le viene de maravilla. Simeone es un técnico sensacional pero a mí me quedan dudas de los dos últimos partidos ante los dos grandes del fútbol español.

El Atlético no fue valiente el sábado, es más, diría que tuvo miedo, pánico. Con las bajas del Barcelona y la suplencia de Messi le apetece al aficionado atlético otra clase de planteamiento. No le vamos a discutir a estas alturas nada al Cholo, pero sí sugiero otra cosa. Más cuando se le ha visto a otro Atlético, quizá peor que éste, una propuesta distinta ante el Barcelona. Sin ir más lejos aquel partido de vuelta de Champions en el Calderón (9 de abril de 2014) donde el equipo rojiblanco realizó una primera media hora sublime, algo que no se recordaba por el Manzanares en años. Aquel día tres tiros al poste y un gol de Koke anularon al Barcelona, que casi fue incapaz de reaccionar.

Algo parecido le sucedió al Cholo en el partido de vuelta, también en cuartos de Champions, el pasado mes de abril ante el Real Madrid. Con empate a cero en la ida y sabiendo que un gol como visitante hubiera fulminado parte de los ánimos blancos, el equipo se echó atrás y no paso de medio campo hasta avanzada la segunda parte, muy tarde ya. Los rojiblancos habían goleado, mes y medio antes, 4-0 a su rival en un partido inolvidable.

Este sábado el Atlético salió a no perder, a controlar, a esperar a la contra. Idea buena, dirían muchos, con el gol de Torres, inmerecido, pero que campeaba en el marcador en el minuto 51. Dirían los más optimistas que el planteamiento había dado resultado. Sólo había que esperar y matar a la contra. No contaban, quizá, con que el Barcelona empatara pronto, como sucedió. Luego salió Messi y todo se vino abajo.

Porque Lionel huele el miedo, sabe dónde puede hacer daño. No hay mejor receta para él que el equipo contrario esté compungido, resguardado atrás sin ansia de salir a buscar nada, salvo que sea evidente. Por eso sacó el Cholo a Jackson que, fresco, podía anotar en algún fugaz contragolpe. Pero ni eso. Cuando Messi hizo el 1-2 todo se acabó en el Calderón.

No está muerto de todas formas el Atlético y competirá fuerte, seguro, pero a su técnico le ha salido una heridita en la piel. Se llama Messi, se llama Barcelona y, hasta el momento, ni en Liga ni en Copa han podido con ello. Eso sí, en Champions si lo hicieron. ¿No son los entrenadores tan metódicos? ¿Por qué se empeñan en cambiar algo que funcionó hace no tanto? Simeone es grande, pero es entrenador y, por tanto, es algo rarito.

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