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EDITORIAL

Despreciando a Aznar, el PP de Rajoy se retrata

Como bien ha dicho Arias Cañete, si hubo algo absolutamente irreprochable en la gestión de Aznar en sus ocho años de gobierno fue su política europea.

Como bien ha dicho el candidato popular, Miguel Arias Cañete, si hubo algo absolutamente irreprochable en la gestión de Aznar en sus ocho años de gobierno fue su política europea: gracias a su modo de entablar alianzas y a su incansable capacidad negociadora, Aznar logró en más de una ocasión éxitos más allá de lo que a priori habría correspondido, por capacidad económica, peso político y población, a un país como España.

Resulta, por tanto, de todo punto disparatado que el partido que podría capitalizar esos éxitos los desprecie y no reserve ni siquiera un papel testimonial en la campaña a su artífice. Sobre todo en unas elecciones que todas las encuestas prevén muy ajustadas y cuando entre el candidato popular y el propio Aznar hay una evidente sintonía: el propio Cañete reconocía este lunes que a él le encantaría contar con el que fuera su presidente, pero asimismo aclaró: "Yo no dirijo la campaña".

Habrá, no obstante, al menos una fuerza política que celebrará el olvido del expresidente: Vox, que se define de forma más o menos abierta como el verdadero Partido Popular de Aznar, no puede sino celebrar esa ausencia. De hecho, con Aznar fuera de la campaña, Mayor Oreja retirado y Vidal Quadras como cabeza de lista de la nueva formación, si una formación puede reclamar como propio el prestigio y el trabajo del PP en Bruselas no es otra que Vox, sobre todo entre una parte nada desdeñable del electorado que, al menos hasta ahora, venía siendo fiel a los populares.

Este es otro de los errores estratégicos que, bien sea por despecho, bien por rencor, bien por los complejos frente a aquellos que sí cumplieron o cumplen la mayor parte de sus promesas, está cometiendo la actual dirección popular. Precisamente ahora que surge una formación que se declara heredera de su legado es cuando más tenía que exhibirlo con orgullo el Partido Popular.

Por otro lado, es de agradecer ese desplante a Aznar, para que por fin quede claro hasta para el más ingenuo que este partido que sube los impuestos, incrementa la deuda pública, no ataja el paro, deja de lado a las víctimas del terrorismo y no hace absolutamente nada por impedir excarcelaciones de etarras y la presencia de los alabarderos de los criminales en las instituciones no tiene nada que ver con aquel PP que, precisamente bajo la batuta de Aznar, bajó los impuestos, llegó a crear la mitad del nuevo empleo de toda Europa y arrinconó a los terroristas y a sus compañeros de viaje.

Que no se diga, pues, que Rajoy y sus mandarines no están siendo consecuentes con su nefasta trayectoria en dos últimos años.

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