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EDITORIAL

Un Gobierno todavía más sanchista

Estamos ante la última maniobra para configurar un nuevo orden a través de las leyes habilitantes pergeñadas a imitación del chavismo.

A pesar de que la prensa lacaya ha celebrado la remodelación del Gobierno socialcomunista como una apuesta decidida para afrontar la recuperación económica, política y social tras superar lo más duro de la epidemia del Covid-19, lo cierto es que última la maniobra de Sánchez tiene como objetivo configurar un Consejo de Ministros afín para llevar adelante sus planes de cara a implantar un nuevo régimen.

Dos datos nos permiten acotar las dimensiones de esta crisis de Gobierno, que nada tiene que ver con la necesidad real de imprimir un nuevo impulso a la marcha del país. En primer lugar está el hecho de que dos de los ministros más incompetentes de la historia de España, Castells y Garzón, permanecen tan tranquilamente al frente de las carteras de Universidades y Consumo, las mismas que han venido desempeñando desde su nombramiento con episodios que han oscilado entre la inanidad más vergonzosa y el ridículo más pavoroso.

Por otro lado, la decisión de mantener a los no menos ineptos ministros podemitas refuerza la certeza de que lo que ha hecho Pedro Sánchez nada tiene que ver con la necesidad de impulsar la acción de Gobierno en ámbitos determinados, sino más bien con un nuevo pago del peaje político a la extrema izquierda para permitirle seguir empotrado en La Moncloa.

Sánchez se ha desembarazado de los elementos que actuaban de enlace de su partido con el Gobierno para tener las manos libres en los meses venideros, en los que se van a sustanciar los elementos decisivos de este cambio de régimen en ciernes. El nuevo Gobierno sanchista no solo elimina las posibles discrepancias entre Ferraz y La Moncola, sino que incorpora elementos especialmente dotados, como Félix Bolaños, con el fin de proporcionar soporte legislativo a los cambios que Sánchez tiene planeados para hacer saltar por los aires definitivamente los consensos de la Transición.

Yerra gravemente quien valore este cambio de cromos ministeriales como un gesto a beneficio de inventario de un Gobierno incompetente, porque el nuevo gabinete socialcomunista va mucho más allá de lo que se espera de un Ejecutivo democrático. Estamos ante la última maniobra para configurar un nuevo orden a través de las leyes habilitantes pergeñadas por los socialcomunistas españoles a imitación del chavismo.

El nuevo Gobierno está hecho a la medida de las necesidades de Sánchez para mantenerse en el poder a través de la incorporación de una nueva hornada de inútiles proteicos, pero con una más que probada lealtad lacayuna hacia el líder que los ha nombrado para ponerlos al servicio de los intereses de los principales enemigos de la Nación.

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