
Anuncian los oráculos que Ciudadanos dejará de ser primera fuerza en Cataluña. No sólo, sino que dejará también de ser el primer partido no independentista en favor de ese profesional de la traición que es el PSC. La inclinación natural del analista es explicar la prevista debacle con la huida de Arrimadas. No es esa la causa principal.
La clave la tiene el electorado socialista en Cataluña, que se nutre de la emigración andaluza y extremeña. Este electorado se entusiasmó con Felipe González. Y le dio, junto a otros españoles y a pesar de la ineficacia, la corrupción y el terrorismo de Estado, cuatro legislaturas que transformaron la España de la Transición en lo que es hoy, una sociedad mucho menos libre. Ese mismo electorado fue crucial en la victoria de Zapatero en 2008. ¿Por qué? Porque ese electorado de emigrantes e hijos de emigrantes es socialista para bien o para mal y está convencido, como lo estaba el andaluz, de que el PSOE siempre es la mejor opción para sus supuestos intereses de clase. Por eso en las autonómicas, donde creían que no se jugaban tanto, tendían a abstenerse. Hasta que llegaron las elecciones convocadas por Rajoy bajo la autoridad del 155. Entonces castigaron la traición del PSC, de la que absolvían al PSOE, votando a Ciudadanos. Lo hicieron convencidos de que era una escisión españolista del PSC. Cuando llegaron las generales, volvieron a votar al PSOE, no sólo porque no le hacen responsable de nada, sino porque Ciudadanos se presentó como partido de centro-derecha, algo que ellos jamás respaldarán en las urnas.
Ahora que se vislumbra una convocatoria de elecciones autonómicas en Cataluña, ese electorado, que habitualmente se abstenía y sólo votaba en las generales, puede haberse acostumbrado a acudir a las urnas autonómicas, pero no volverá a apoyar a Ciudadanos. Porque es un partido de derechas, desde luego, pero también porque el PSC les ha convencido de que tiene un plan infalible para sacar a su región de la crisis en la que la metió el independentismo.
Todo sería razonable si fuera verdad. Para empezar, el PSC y el PSOE son los principales responsables, con diferencia, de la crisis catalana, que se inició con el empeño de Zapatero en aprobar un estatuto inconstitucional con el objetivo de que la sociedad catalana entera se enemistara con el PP. En segundo lugar, el PSC no tiene ningún plan. El único que hay es encontrar el modo de transformar España en una confederación de naciones para que Cataluña pueda sentirse cómoda en ella. Algo que, sabemos por experiencia, tan sólo servirá para deshacer nuestra nación sin conseguir a cambio que los independentistas experimenten ningún confort.
El electorado del PSOE andaluz se dio finalmente cuenta de que el pesebre no trae más que miseria. Ahora hay que esperar a que el electorado socialista catalán se dé cuenta de que es el PSC quien controla al PSOE y no al revés y de que los socialistas catalanes son la herramienta indispensable con la que el nacionalismo catalán hace que los españoles, emigrantes o no, sean allí extranjeros. Algún día lo verán.
