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Emilio Campmany

Eternos PSOE y PP

Vox tiene muchos defectos y carencias, pero, en estas condiciones, no puede extrañar que crezca en las encuestas.

Se quejan los medios de que este PSOE no es el de Felipe González. Alfonso Guerra ha salido en la tele pública poniendo como no digan dueñas a Sánchez y a la presentadora puesta allí para defender con ardor el indefendible pacto con Bildu. Fernández Vara y Page vienen a decir que éste no es su PSOE. Es todo mentira. Desde que Aznar consiguiera su mayoría absoluta, Felipe González defendió para el PSOE una alianza estratégica con el nacionalismo. Que el tontiastuto estuviera pensando en ponerse de acuerdo más bien con los que recogen las nueces en vez de con quienes agitan el árbol no le exime de culpa. Luego, cuando Zapatero empezó la infame negociación con ETA, ningún socialista hizo nada sustancial para impedirlo. El mismo Rubalcaba, tan añorado por el mismo gatazo y casi todos los medios, nos legó la criminal Declaración de Granada, luego amartillada por otra llamada “de Barcelona” en la que los socialistas se comprometieron con el nacionalismo a impedir que la derecha nacional llegara al poder.

El PP de Casado se muestra escandalizado por lo que está haciendo Sánchez, víctima presuntamente del chantaje de Iglesias. Consecuencia de su enojo es la enésima suspensión del pacto para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, que por otra parte llegará cuando Sánchez se dé un respiro en su labor de zapa a los cimientos de la nación. Pero Casado olvida que Rajoy aceptó suceder a Zapatero en sus compromisos con la ETA y acabó rematando, como patriota de hojalata, lo que el socialista, como bobo solemne, inició. El mismo Aznar, orgulloso mentor del actual presidente del PP, pactó con Pujol la decapitación de Vidal-Quadras para poder ser presidente del Gobierno y tonteó con el PNV y lo que llamó ominosamente el Movimiento de Liberación Nacional Vasco. No llega a lo de los socialistas, pero tampoco es para estar orgulloso.

Mientras, el PSOE de siempre sigue con ahínco persiguiendo la enseñanza, no por un buenismo idiota, sino para extender en lo posible la ignorancia y la burricie que creará electores permeables a su burda propaganda y clientes dependientes de subsidios y ayudas inclinados a votar a quienes supongan que son los que pagan su sustento. Y lo de la supresión del español en la escuela catalana está muy lejos de ser nuevo. Es así desde casi siempre, tras muchos Gobiernos socialistas y del PP volviendo la mirada hacia otro lado.

Ciudadanos nació para denunciar esta coyunda de los dos grandes partidos con el nacionalismo antidemocrático que hoy ya es golpista y filoetarra. Y ahora, no queriendo quedarse en cabeza de ratón, ha decidido ser cola de león y por lo tanto pasa por casi todo con tal de que le dejen ser el corrector de estilo de las barbaridades que Sánchez perpetra en el BOE. Dicen que acabará votando ‘no’ a los Presupuestos. Ya veremos si finalmente sufre un arrebato de dignidad o si, acostumbrado como está al barro, no le importará mancharse un poco más.

Vox tiene muchos defectos y carencias, pero, en estas condiciones, no puede extrañar que crezca en las encuestas.

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