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Enrique Navarro

Irán se suma al bendecido club nuclear

O todos han sufrido una caída del caballo o estamos ante un engaño mayúsculo.

Las potencias han cerrado hoy el acuerdo con Irán para el levantamiento de las sanciones a cuenta de su programa nuclear y, como el mundo es buenista por naturaleza, todos aplauden el acuerdo como beneficioso, y se le encontrarán consecuencias positivas inimaginables.

Sin embargo, este acuerdo nace de una realidad constatada: Irán ha estado trabajando durante años para tener armas nucleares; Irán financia y soporta a grupos terroristas; Irán mantiene como objetivo la destrucción de Occidente, y en particular de Israel; Irán lidera la comunidad chiita en Oriente Medio.

Ahora deberíamos preguntarnos: ¿qué ha cambiado en Irán para que hayan decidido dar marcha atrás a tanto esfuerzo en desarrollo nuclear y ocultamiento? Los mayores defensores del acuerdo aducirán que las sanciones han surtido efecto y que el Gobierno iraní ha comprendido el sufrimiento de su pueblo, aprendido la lección y decidido cambiar su posición. Los que no lo tenemos tan claro nos preguntamos: ¿ha cambiado el régimen político en Irán?, ¿los nuevos ayatolás son diferentes de los que gobernaban en tiempos de Ahmadineyad?, ¿han dejado de apoyar el terrorismo internacional?

En realidad, nada ha cambiado.

Jamenei declaró en 2000: "Israel es un tumor canceroso que debe ser eliminado". El presidente Ruhaní fue previamente consejero de Seguridad Nacional; su ministro de Defensa dirigió la formación militar de Hezbolá en el Líbano y su ministro de Energía lo fue también en pleno desarrollo de la capacidad nuclear iraní. O todos han sufrido una caída del caballo o estamos ante un engaño mayúsculo.

¿Por qué Obama ha recogido este guante? En mi opinión, Irán desempeñará un papel esencial en su nueva estrategia para la región, y ya lo estamos viendo en la guerra contra el Estado Islámico. Teniendo en cuenta que todos los regímenes árabes de la zona son bastante imperfectos en términos democráticos, quizá Irán sea el menos malo en este aspecto, un Irán fuerte podría ser un factor de equilibrio en esta convulsa región. Pero hacer depender la seguridad regional de los ayatolás me pone los pelos como escarpias.

El acuerdo reconoce que Irán podrá desarrollar sus reactores nucleares para uso civil; al menos se supone que esto será vigilado de manera muy estricta, aunque las últimas experiencias de la AIE no han producido resultados muy brillantes. Pero ¿qué razones se aducirán para impedir que Arabia Saudita tenga su reactor nuclear, o Irak, o Baréin? Estados Unidos está convirtiendo la región de la que depende buena parte de la energía mundial en una zona nuclearizada, con consecuencias inimaginables.

Además, se ha decidido que los residuos sobrantes serán exportados para su almacenamiento o destrucción a la Rusia de Putin; sí, el mismo de la invasión de Crimea y que tiene a medio Ejército de maniobras constantes sobre las fronteras de Europa. No es lo que yo denominaría una solución tranquilizadora.

No nos confundamos: Irán quiere ser potencia nuclear y liderar la región sin renunciar a su objetivo de destruir Israel. No me creo que sea la diversificación energética la causa del desarrollo nuclear iraní, con su potencial de casi 5 millones de barriles de petróleo diarios. Rusia verá cómo una caída del petróleo le lleva al colapso económico, y además le va enemistar con socios en la región como Siria. Algo oculto se adivina en este apoyo favorable de Moscú, y, ya se lo adelanto, lo próximo será el levantamiento de las sanciones contra Rusia por su intervención en Ucrania. Éste será su premio por haber convencido a los iraníes de aceptar este acuerdo; como si hubiera sido necesario mucho esfuerzo.

Al menos, Estados Unidos debería haber exigido que Irán dejara de apoyar a los grupos terroristas y reconociera el Estado de Israel como pasos previos para una negociación, es lo menos que Israel debería haber esperado de este acuerdo. Obama ha hecho saltar por los aires las bases de la estabilidad en Oriente Medio y dejado a su único aliado real en la región maltratado y apartado de la negociación. En definitiva, una mala noticia. Ojalá me equivoque.

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