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LA OTRA ORILLA

La libertad en América Latina

La libertad no es algo que interese a mucha gente en América Latina. No tenemos una tradición de libertad; nuestros héroes son todos militares y caudillos. Es una pena, pues la libertad no sólo representa el más noble ideal, sino la única solución práctica a la pobreza que azota el continente. Una de las dificultades es, precisamente, que son muy pocos los que son conscientes de la falta de libertad. Muchos piensan incluso que el problema es el "exceso de libertad", el libertinaje.

La libertad no es algo que interese a mucha gente en América Latina. No tenemos una tradición de libertad; nuestros héroes son todos militares y caudillos. Es una pena, pues la libertad no sólo representa el más noble ideal, sino la única solución práctica a la pobreza que azota el continente. Una de las dificultades es, precisamente, que son muy pocos los que son conscientes de la falta de libertad. Muchos piensan incluso que el problema es el "exceso de libertad", el libertinaje.
¿Qué entendemos por libertad? No es la que invocan los tiranos y terroristas cuando oprimen y matan a las personas inocentes. La libertad que cuenta es la individual. Una persona es libre cuando es dueña de sí misma, cuando puede decidir sobre su vida sin la coerción o la amenaza de criminales, o del Gobierno. Libertad y propiedad son lo mismo. El hombre que no es dueño de su persona o no puede disponer del fruto de su trabajo es un esclavo. Así lo explicó Aristóteles 350 años antes de Cristo.
 
Libertad individual implica la "igual libertad" de todos: la libertad de uno termina donde comienza la del otro. El libertinaje, el hacer lo que uno quiere con independencia de si se viola la libertad de otros, no es un exceso de libertad, sino la negación misma de ésta. Los gobernantes que proponen "regular la libertad" para no caer en el libertinaje sólo buscan limitar la libertad.
 
La libertad es un conjunto que incluye las libertades de expresión y prensa, la de reunión, las libertades políticas y económicas (libertad de trabajar, comprar y vender) y la propiedad privada. Sin la propiedad ninguna otra libertad es posible. No hay libertad de prensa cuando no se puede ser dueño de la imprenta, el papel y la tinta, como en Cuba.
 
Hugo Chávez.En América Latina la libertad es mínima. La frágil democracia que existe no significa libertad, sino el gobierno de la mayoría. Pero la libertad no puede estar sujeta al voto de la mayoría. La democracia a veces elige para gobernar a enemigos de la libertad como Hugo Chávez. Además, como denuncian los socialistas, de poco sirve la democracia si hay hambre. Es cierto: los pobres a menudo venden sus votos por dinero, subsidios o empleos públicos.
 
En casi todos los países hay libertad de prensa. Pero ésta es nula cuando no se respetan otras libertades. Las radios y la televisión no pueden ejercer la libertad cuando el espectro electromagnético pertenece al Estado y la licencia puede ser revocada. Tampoco puede haber libertad cuando el Gobierno compra el silencio de los medios con la propaganda estatal o la justicia permite que los ladrones demanden a los periodistas que denuncian la corrupción.
 
En el ámbito económico es peor. La falta de libertad es extraordinaria a causa de las restricciones impuestas por el estatismo predominante. En un país hay libertad económica si el comercio es libre, los aranceles, el proteccionismo, los subsidios, las regulaciones y los obstáculos para invertir son mínimos, los trámites para crear empresas son simples y baratos, los impuestos son bajos y sencillos, la corrupción y la informalidad son mínimas, los marcos legales son estables y transparentes y hay seguridad en los derechos de propiedad. Todo esto falta en América Latina.
 
En el Índice de Libertad Económica 2006, publicado por la Heritage Foundation, los países latinoamericanos, a excepción de Chile, se cuentan entre los que menos libertad tienen. Entre los diez países que sufrieron el mayor deterioro de la historia del índice figuran Venezuela, Argentina, Bolivia y Paraguay. Y desde La riqueza de las naciones de Adam Smith (1776) sabemos que sólo progresan los países que tienen economías libres. Hoy, los que disfrutan de más libertad son ricos o están progresando; por el contrario, los que tienen menos están sumidos en la pobreza. No hay excepción.
 
¿Qué impide liberalizar la economía? El estatismo y la corrupción. La intervención del Gobierno en la producción y el comercio promueve el soborno y la coima, el favoritismo y el clientelismo político. Una democracia genuina, con un Gobierno limitado, una justicia independiente y honesta sólo, puede existir en el marco de una economía relativamente libre, porque ésta libera a las personas de la miseria, la dependencia y los abusos del poder.
 
 
© AIPE
 
PORFIRIO CRISTALDO AYALA, corresponsal de AIPE en Paraguay y presidente del Foro Libertario.
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