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IBEROAMÉRICA

La politización de los Derechos Humanos

Cuando Amauris Sanmartino, un exiliado cubano que vivía en Bolivia desde 2000, se atrevió a esbozar algunas críticas contra las pretensiones dictatoriales de Evo Morales, el Gobierno de éste, que mantiene estrechos lazos con los de Cuba y Venezuela, procedió a detenerlo, con el propósito de deportarlo a la isla de la eterna dictadura.

Cuando Amauris Sanmartino, un exiliado cubano que vivía en Bolivia desde 2000, se atrevió a esbozar algunas críticas contra las pretensiones dictatoriales de Evo Morales, el Gobierno de éste, que mantiene estrechos lazos con los de Cuba y Venezuela, procedió a detenerlo, con el propósito de deportarlo a la isla de la eterna dictadura.
Evo Morales
La acción del Gobierno boliviano viola todos los derechos básicos de Sanmartino: además de detener a éste sólo por expresar sus opiniones, pretendía mandarlo a un país en el que seguramente le esperaba una larga condena, si no algo peor. Pero el caso ha sido ignorado por la mayoría de las organizaciones que dicen defender los Derechos Humanos, y Sanmartino se ha salvado de un trágico destino sólo por la intervención oportuna de quienes se han preocupado por la defensa de sus derechos.
 
Una ONG diferente, la Humans Rights Foundation, tuvo la valentía de ocuparse del asunto y lograr que se respetaran los derechos de Sanmartino: consiguió que el Gobierno de Noruega le otorgase el asilo que tanto necesitaba. Lo que hizo la HRF, sin embargo, es una nítida excepción: organizaciones como Amnistía Internacional, y muchas otras que no menciono por falta de espacio, suelen proceder de un modo bastante diferente: se ocupan de unos casos y descartan otros según sus inclinaciones ideológicas y lo que consideran políticamente correcto.
 
Es típico que estas ONG dediquen su atención en América Latina a casos que ocurrieron hace tres o cuatro décadas pero no se interesen para nada por lo que está sucediendo hoy mismo en varios países de la región. Son en verdad implacables contra todos los que participaron en tareas represivas en la década de los 70, pero enmudecen ante los abusos que cometen hoy Gobiernos como los de Chávez y Evo Morales y dan la espalda a los más de 300 presos políticos que soportan inhumanas condiciones de detención en Cuba.
 
La acción de estos grupos que dicen defender los DDHH se caracteriza, en general, por una actitud que puede ser calificada como hipócrita, por una doble moral que no parece inspirada en el deseo de respetar las libertades y los derechos de todos, sino sólo los de algunos. Todo lo que hicieron Pinochet y Videla ha sido escrutado con minucioso interés, para que sus culpas no queden relegadas al olvido, pero nadie se ha ocupado de los derechos humanos de quienes fueron secuestrados o asesinados por las guerrillas marxistas.
 
Al ex presidente boliviano Hugo Bánzer se le hostigó de mil maneras por sus acciones durante los años 70, pero ahí está, tranquilo y mandando, Daniel Ortega, quien violó ampliamente los DDHH cuando detentó el poder en Nicaragua. Mientras tanto, a Fidel Castro, dictador de Cuba desde 1959, se le considera un gobernante legítimo y se le exime de toda posible culpa por los fusilamientos, las detenciones arbitrarias y el hostigamiento a quienes se atreven a desafiarlo en lo más mínimo. ¿Sabía el lector que en Cuba es un crimen difundir la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU?
 
Los millones de ciudadanos que luchan por mantener las pocas libertades que todavía quedan en Venezuela han sido sometidos a toda clase de abusos por un sistema judicial sumiso a la voluntad de un presidente que pretende ocupar el poder indefinidamente. ¿Quiénes, aparte de la ya mencionada HRF, han alzado su voz para defender sus derechos? ¿Es que acaso los activistas que se oponen a los Gobiernos de izquierda no merecen un trato humanitario, mientras que a los que abusan del poder en nombre, supuestamente, del pueblo se les debe perdonar todo?
 
Me alegro sinceramente de que haya aparecido una fundación capaz de levantar su voz, con valentía, contra los abusos que hoy se están cometiendo en nuestro continente. Mientras las organizaciones que dicen defender los DDHH denuncien unos casos pero oculten otros, según la ideología de las víctimas, poca credibilidad podrán tener para quienes pensamos que igual de repudiables son las dictaduras de izquierda que las de derecha y que todos los seres humanos, sin excepción, tenemos el mismo derecho a vivir en libertad.
 
 
© AIPE
 
ANÍBAL VÁSQUEZ, analista político venezolano.
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