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Exteriores

En la imagen de archivo, seguidores paquistaníes de Ben Laden.
PAKISTÁN, UN EJEMPLO

El cotidiano retroceso del mundo árabe-musulmán

El mundo árabe-musulmán no se cansa de retroceder, a la vista de todo el mundo, en la jerarquía de los grupos humanos que compiten por vivir juntos en este estrecho planeta. Una de las últimas pruebas es la degradación del status de gran potencia, al que Pakistán aspiraba desde hace años con su arma nuclear, a falta de ninguna otra credencial digna de consideración. Una degradación escenificada en la reciente visita del presidente Bush al subcontinente asiático. (La objeción, indiscutible, de que Pakistán no pertenece al ámbito árabe del mundo musulmán será tratada tres párrafos más abajo).
PALESTINA

La debilidad de Hamas, en la cartera

El ascenso al poder de Hamas en la Autoridad Palestina ha puesto en aprietos la política occidental. Tras vender las grandes ventajas de la democracia y gastar millones en la democratización, los líderes occidentales afrontan victorias islamistas en las urnas. Las recientes "elecciones" en Irán, por ejemplo, llevaron al poder a un tirano islámico que amenaza ahora con detonar una bomba atómica sobre "los enemigos del islam", y las elecciones "libres" de Egipto provocaron una impresionante victoria de la Hermandad Musulmana. El triunfo de Hamas sirve de ejemplo: el pueblo palestino ha elegido a una organización terrorista para que lo lidere.
COLOMBIA

Por quién no votar

Decir por quién votar para el Congreso de la República puede resultar un ejercicio vulgar y presuntuoso, además de un favor gratuito para quien puede terminar no comportándose a la altura debida en una institución desprestigiada y poco útil para una democracia como la nuestra, donde 102 senadores y 166 representantes a la Cámara no garantizan la representatividad del pueblo colombiano y la lucha por la satisfacción de sus necesidades, sino todo lo contrario.
IBEROAMÉRICA

México: pobreza o desigualdad

Una sociedad tendrá un mayor nivel de desarrollo económico cuanto menor sea la incidencia de la pobreza, y menos inequitativa la distribución de la riqueza y el ingreso. En México observamos una alta incidencia de la pobreza, cercana al 40%, así como una notoria iniquidad en la distribución del ingreso, con el 10% más pobre con un ingreso familiar que apenas representa el 1,3% del ingreso nacional, mientras que el 10% más rico tiene una participación en el mismo cercana al 40%.