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Fin de semana

RECUERDOS SUELTOS

El hombre que quizás vio al diablo

Pasé en el albergue de la Rue de la Pompe unas dos semanas, algo más de los días autorizados. El dormitorio, muy diferente del de la Maison de la Jeunesse et de la Culture, consistía en un ancho y largo pasillo con tabiques transversales a la pared principal, formando alcobas abiertas con dos camas, una junto a cada tabique. Estaba muy limpio y los servicios eran buenos. Por la mañana temprano debíamos desalojar, y no podíamos volver hasta el anochecer, con lo cual los gestores evitaban robos, mantenían la limpieza y nos estimulaban a buscar trabajo. Solíamos acudir varios a posibles empleos, método malo, dictado por la poca esperanza de encontrarlos.