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Francisco Pérez Abellán

Puñalada de género

¿Qué tipo de discusión termina a cuchilladas? ¿Cómo es posible que le bastara con una?

Un hombre ha muerto de la puñalada de una mujer de 27 años en El Casar, Guadalajara. Se ignora el nombre de la presunta autora del homicidio, y los datos concretos. Es una puñalada de género, según el alcalde de la localidad, José Luis González, que afirma: "Desde el Ayuntamiento lamentamos cualquier tipo de violencia de género, sea en la dirección que sea". El edil ha dicho de forma sensata y ecuánime esta frase, pero debería poner el cargo a disposición por no enterarse de que la violencia de género solo se acepta en dirección única. Incluso se está revisando en estos momentos la Ley de Enjuiciamiento Criminal bajo la perspectiva de género.

No achaco la escasa difusión de los crímenes cometidos por mujeres al hecho de que las criminales sean féminas, sino al estado de automoribundia del periodismo, que diría Ramón. Las grandes cadenas de televisión, las radios, los periódicos que todavía tienen un halo de grandeza del pasado han dado escasa relevancia a lo ocurrido. Un crimen de los de siempre en el que una mujer joven ha apuñalado a su pareja. Antes habría sido de primera página, con enviados especiales. Ahora solo alguna columna perdida, sin detalles. A todo lo más, algún comentario tonto de redes sociales.

El hombre había sido denunciado por la mujer, que pese a todo ha sido detenida, por malos tratos, y le habían puesto una orden de alejamiento, que, según lo que se dice en el pueblo, los dos podrían estar incumpliendo, puesto que convivían por encima de lo ordenado.

Eran dos personas conocidas. De pronto, un domingo a las 7:30, en el centro de salud se solicita una ambulancia para atender un caso grave de herida por arma blanca. El afectado se presentó por sus propios medios en el centro médico. Esto quiere decir que conducía su coche a pesar de la gravedad mortal de la cuchillada que acabaría con él poco más tarde. Eso es todo. Falta lo esencial de la noticia.

Fue por una discusión, pero ¿qué tipo de discusión termina a cuchilladas? ¿Cómo es posible que le bastara con una? En el crimen, la casualidad no existe y, según he podido aprender, las cuchilladas son como empezar a jugar al golf: la primera vez no le das con el hierro a la pelota. De manera que aquí la historia gorda se oculta. ¿Estaría también oculta si el agresor hubiera sido varón? Por desgracia, cada vez más vemos que hay dos varas de medir. Tomen el asunto de Asia Argento, la propagandista mayor del movimiento MeToo, que si es por ella lleva camino de cambiar el nombre por el de Mientoo. Resulta que la señalan como posible violadora de un menor de edad, con el que ella niega haber tenido relaciones, pero ahora su abogado dice que en realidad fue el chico quien la violentó a ella. Encima en el Pronto, porque otros medios no lo publican, aparece un cómico denunciando que Asia le manda fotos en topless sin que él se las haya pedido. Sin una prensa libre, la sociedad está perdida.

Si los políticos discriminan por razón género y atentan contra la igualdad, allá ellos, pero los periodistas nunca. Quienes intentan aleccionarlos los coaccionan. Ir, ver y contarlo. Las cosas como son, que una mujer apuñala al hombre con el que vive, aplicar el qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué. Exactamente lo que ya no se hace.

Una sociedad sana necesita saber si un hombre o una mujer se han convertido en homicidas y qué les ha llevado a saltar la línea roja. Cada caso es un mundo que es preciso estudiar y es difícil que obedezcan a la simplificación con la que se les trata. Aunque lo peor es establecer que los criminales siempre son los otros.

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