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El esplendor político italiano

La caja de grillos que Grillo malgobierna contribuye activamente a la parálisis política que padece la Bota.

La caja de grillos que Grillo malgobierna contribuye activamente a la parálisis política que padece la Bota.

Tras un mes bien cumplido desde las elecciones del 24-25 de febrero, destinadas, se esperaba, a una regeneración profunda del estilo italiano de hacer política, los peores modos y mañas del mismo brillan en todo su esplendor, en un proceso que ha desembocado en la imposibilidad de conseguir mayoría para formar Gobierno.

En las elecciones se esperaba el surgimiento, en torno a Monti, durante trece meses jefe de un Gabinete técnico de respetable eficacia, de un tercer polo centrista que, teóricamente con cualquiera de los otros dos, en realidad con el Partido Demócrata de centroizquierda, asegurase la gobernabilidad, así como las reformas políticas –empezando por la ley electoral– y económicas necesarias para sacar al país de la crisis. Tercer polo hubo, pero fue el inclasificable Movimiento de las Cinco Estrellas, del cómico Beppe Grillo, viejo crítico implacable del sistema. Ahora, la caja de grillos que Grillo malgobierna contribuye activamente a la parálisis política, que, como siempre en Italia, es menos de lo que parece, en este caso porque ahí sigue el equipo de Monti hasta que sea debidamente sustituido, y el nuevo Parlamento no parece atreverse a obstaculizar su gestión.

Mientras tanto, los mercados –en realidad los inversores de carne, hueso y mucha pasta– han actuado ante la situación que tanto temían con una benignidad nada común en ellos. En realidad, la han extendido a la crisis chipriota, pero no podemos contar con que dure para siempre. Esa bonanza ha dado un respiro a los políticos italianos, los cuales la han aprovechado diligentemente para atascarse en el atolladero. El presidente ha confiado el encargo de formar Gobierno al Partido Demócrata (PD), el más votado y con mayoría absoluta en la Cámara Baja –no por sus propios méritos, sino por el enorme premio en diputados que la ley electoral concede al ganador–. No tenía más que ganar aliados en la Cámara Alta, pero ha sido imposible.

Berlusconi y la Liga Norte quieren un Gobierno de coalición con sus rivales del PD, pero estos lo rechazan porque dicen que haría imposible las mil profundas reformas con las que este partido del sistema pretende cambiarlo de arriba abajo. El PD busca los votos de los Cinco Estrellas, antisistema donde los haya, que se mantienen inconmovibles en su rechazo total tanto de políticos como de técnicos, a los que consideran un avatar de los primeros. Lo que quieren es gobernar ellos, pero no se molestan en decir de dónde van a sacar los votos. Muchos de sus electores sólo pretendían protestar contra el sistema, y ahora protestan porque sus elegidos lo impiden funcionar. Se equivocaron al votarnos, dicen los auténticos grillini. Sí, responden muchos, los que no les augura a esos políticos de la antipolítica grandes éxitos en futuras elecciones.

Ante su fracaso, el PD se repliega hacia el presidente de la República. Lo que él diga. O sea, que aceptarían un políticamente imposible, por la cerrada negativa de Berlusconi y Grillo, Gobierno presidencial, de gestión, puente, técnico, como se quiera. Sabiendo que es imposible, Napolitano ni lo insinúa. Además, ya tiene el de Monti. Y así están las cosas.

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