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FIGURAS DE PAPEL

La librería

Bioy Casares solía afirmar que le resultaba grato contar novelas. Bien, procurando definir este pequeño libro tan seductor, digamos que se trata de una colección de cartas que abarca dos décadas; desde octubre de 1949 a octubre de 1969.

Hace unos años, y en más de una oportunidad, vi por televisión la deliciosa película de título poco atractivo “Nunca te vi, siempre te amé”. Tiene un elenco de lujo, encabezado por Anthony Hopkins y Anne Bancroft. El film se basa en la novela 84, Charing Cross Road, cuya autora es Helene Hanff. El breve libro, una novelita de culto aparecida en 1970 en los Estados Unidos, tardó en difundirse; hace dos años se tradujo al francés: ahora tenemos a mano la edición española.

La autora, nacida en Filadelfia en 1918, murió en Nueva York en 1997. A lo largo de su vida escribió guiones para TV, piezas de teatro, libros infantiles, ensayos históricos e incontables artículos para el New Yorker. Una cierta notoriedad le llegó cuando dio a conocer esta breve novela, que diera lugar, tiempo después, al film mencionado. Apresurémonos a decir que se trata de un libro por demás seductor; en especial para aquellos que amamos las librerías. (Yo las quiero tanto que quizá alguno de mis lectores sepa que publiqué, un par de años hará, una novela llamada precisamente La librería).

Bioy Casares solía afirmar que le resultaba grato contar novelas. Bien, procurando definir este pequeño libro tan seductor, digamos que se trata de una colección de cartas que abarca dos décadas; van desde octubre de 1949 a octubre de 1969. La reunión de todas ellas ha dado como resultado esta novela, impensada e impar. El asunto es así: la autora, Helene Hanff, escribe desde Nueva York a la librería especializada en libros agotados “Marks and Co.” de Londres, situada en el 84 de Charing Cross Road. Se define como “escritora pobre amante de libros antiguos” y adjunta una nómina de libros que le interesan con la indicación de cuánto puede pagar por cada uno de ellos. De inmediato responde, en nombre del mencionado establecimiento, un funcionario de jerarquía que se identifica con las iniciales FDP (a quien está dedicada la novela); luego firmará como Frank Doel y terminará haciéndolo, con el paso de los años, simplemente Frank.

El epistolario se enriquece con los comentarios que uno y otro hacen de los libros que van y vienen a través del Atlántico; pero estas cartas ofrecen sin quererlo abundante información sobre la vida en la librería, la situación de Londres en la posguerra y hasta los avatares de la escritora con su trabajo. Así, tomamos conocimiento de la familia de Doel y de la vida de otros funcionarios de esa antigua librería londinense, quienes también envían sus misivas a la escritora americana.

En los primeros años de la posguerra, cuando los alimentos estaban racionados, la escritora americana, sorprendida, para las Navidades de 1949 envía a los funcionarios de la librería un jamón de tres kilos. Luego continuará con sus obsequios (generalmente variados alimentos), mientras le retribuyen con cartas cargadas de amables confidencias y libros antiguos de obsequio, intercambiándose hasta fotografías. De este modo, y a través del tiempo, la familiaridad crece; tanto es así, que llegamos a adivinar un enamoramiento platónico entre la escritora y Frank Doel. Helene Hanff promete una visita que siempre se posterga, en tanto, del otro lado, le esperan todos con ansiedad.

Las cartas cruzadas son breves y amenas, y están cargadas de humor, de limpias alegrías, de afectos y, por cierto, de dolor. El resultado de su reunión en esta novela es sencillamente delicioso.

Helene Hanff, 84, Charing Cross Road, Anagrama, Barcelona, 2002.



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