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MEDIOAMBIENTE Y DESARROLLO

Medidas que matan

Los países con una renta per cápita superior a los 25.000 dólares tienen una puntuación media de 74 puntos en el Índice de Libertad Económica y una esperanza de vida de 80 años. En cambio, los que cuentan con unos ingresos medios de 3.000 dólares apenas consiguen 52 puntos en el ILE, y la esperanza de vida en ellos es de 57 años. Estos datos hablan a las claras de la alta correlación existente entre libertad económica, ingresos y esperanza de vida.

Los países con una renta per cápita superior a los 25.000 dólares tienen una puntuación media de 74 puntos en el Índice de Libertad Económica y una esperanza de vida de 80 años. En cambio, los que cuentan con unos ingresos medios de 3.000 dólares apenas consiguen 52 puntos en el ILE, y la esperanza de vida en ellos es de 57 años. Estos datos hablan a las claras de la alta correlación existente entre libertad económica, ingresos y esperanza de vida.
Cuando los políticos dictan leyes, regulaciones e impuestos antieconómicos con el supuesto objetivo de combatir el calentamiento del planeta, proteger el medioambiente y promover la llamada "justicia social", lo único que consiguen es acortar la vida de la gente.
 
No pretendo saber si la Tierra va a ser mucho más cálida a finales de siglo, ni si el aumento de las temperaturas alargará o disminuirá la esperanza de vida. Lo que sí sé es que hace quince años los ecoalarmistas nos aseguraron que el planeta experimentaría un calentamiento creciente, y que lo cierto es que la Tierra ha venido enfriándose durante el último decenio, y que todo parece indicar que seguirá haciéndolo durante otros dos o tres lustros.
 
Lo malo, lo trágico es que las restricciones que se han impuesto a las prospecciones petroleras han castigado con graves e innecesarias penurias a miles de millones de personas.
 
La decisión política de utilizar maíz y otros granos en la producción de biocombustible ha disparado el precio de los alimentos, y como consecuencia de ello miles de millones de personas vivirán menos. Este tipo de medidas impiden el libre funcionamiento del mercado y repercuten negativamente tanto en el crecimiento económico como en las expectativas de vida.
 
Las leyes que imponen una limpieza razonable del agua y el aire implican una ganancia neta para la salud. Pero los inconvenientes de casi todas las propuestas para reducir los niveles de C02 en la atmósfera son muy superiores a los beneficios que podrían depararnos.
 
El problema fundamental es que los políticos no suelen o no quieren entender el altísimo precio que la gente tendrá que pagar por las medidas y regulaciones que imponen. Cada vez que aumentan las regulaciones, que suben los impuestos y el gasto público, pierde terreno la libertad económica, lo cual se traduce en menos bienestar y años de vida.
 
Lamentablemente, muchos burócratas y políticos, en lugares como Washington o Bruselas, están más ocupados en convertir el ecologismo en una nueva religión que en analizar cuidadosamente las ventajas y desventajas de las diferentes propuestas para mejorar el medioambiente.
 
 
© AIPE
 
RICHARD W. RAHN, presidente del Institute for Global Economic Growth y académico del Cato Institute.
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