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BERGMAN Y EXORCISMOS

Dos importantes estrenos

Este fin de semana viene con algunas propuestas interesantes. Así que vamos a dedicarles un poco de atención a dos películas. Una es nada menos que de Ingmar Bergman. Probablemente sea su último film. Otra es de exorcismos, pero seria. El Padre Fortea -exorcista- fue el encargado de presentar el film a la prensa.

Este fin de semana viene con algunas propuestas interesantes. Así que vamos a dedicarles un poco de atención a dos películas. Una es nada menos que de Ingmar Bergman. Probablemente sea su último film. Otra es de exorcismos, pero seria. El Padre Fortea -exorcista- fue el encargado de presentar el film a la prensa.
Sarabande, el último film de Ingmar Bergman

Sarabande es una película rodada en vídeo para la televisión sueca. Bergman retoma Secretos de un matrimonio (1973), con los mismos actores de entonces, Liv Ullman y Erland Josephson. El título hace alusión al cuarto movimiento de la suite número cinco para violonchelo de Johann Sebastian Bach, y el film supone un testamento existencial de un Bergman de 85 años, hundido en sus propias miserias. En este drama Bergman retorna a Johan y Marianne, la pareja que al final de Secretos de un matrimonio se separaba.

Lo interesante de esta película es que describe minuciosamente lo que le ocurre a un ser humano cuando ahoga todas sus exigencias radicales y se queda encerrado en su estrecho perímetro emocional. El protagonista lo define con la palabra “infierno”. Odio, soledad, escepticismo, violencia, sensación de fracaso, incomunicación,… un horizonte muy reconfortante. La película no miente: ese es el destino, si Dios no lo remedia, de quien vive de espaldas a su innata religiosidad. Es muy triste ver cuál es la última palabra de un cineasta que estuvo tan cerca de entender la novedad esperanzada de la Encarnación. La película recuerda a Comprométete, de la que hablamos la semana pasada. Hoy día, un joven matrimonio no cimentado en la unidad que sólo Dios da, está abocado casi siempre al desencanto o la destrucción.

El exorcismo de Emily RoseEl exorcismo de Emily Rose es otra cosa. Es un film comercial que ha funcionado muy bien en Estados Unidos. Está protagonizada por Laura Linney y Tom Wilkinson y realizada a partir de un guión original de Paul Harris Boardman, inspirado en un caso real protagonizado en 1976 por Anneliese Michel, una joven católica de Baviera, que murió poseída a los 23 años. El film se ambienta en América y en la actualidad y se centra en el proceso judicial al que fue sometido el padre Richard Moore, su exorcista, acusado de homicidio cuando la joven murió. Erin Bruner es una sobresaliente abogada defensora que acepta de mala gana representar al sacerdote. A medida que el juicio avanza, el cinismo y ateísmo de Erin se tambalean debido a la fe del Padre Moore y a los hechos, espeluznantes e inexplicables, que rodean el caso.

Fundamentalmente se trata de una clásica película de juicios en la que se enfrentan dos lógicas irreconciliables: la positivista del fiscal y la posibilista de la abogada. La base del film ante esa confrontación es clara: las cosas existen o no, independientemente de lo que se piense sobre ellas. Para el creyente, el film versa sobre la fe, y contiene algunas joyitas escondidas, como el episodio de la Virgen, a mi modo de ver, clave de interpretación de la historia que se nos cuenta. Pero el film también es cine de terror. Y aunque es deudor inevitablemente de muchos recursos de El exorcista, tiene su originalidad, y no se recrea demasiado en los horrores. El resultado es interesante, correcto, y supone un tirón de orejas a esta sociedad tan materialista y cínica.
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