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José Antonio Martínez-Abarca

La falsedad nos hará verdaderos

Los más modernos del PP ni siquiera piensan que el planeta deba ser salvado de la humana ambición, sino que se abandonan abiertamente al cinismo estratégico, al ruinoso paripé, a escote con los iluminados de la izquierda.

Las buenas personas del PP no creen en el cambio climático, pero creen que si mantenemos la ficción de tal la raza humana se concienciará para consumir menos energía y destinar la basura a bolsas separadas, lo cual sólo puede ser bueno. La mentira global nos hará no sé si libres, pero al menos mejores tipos. Esa es la síntesis de una surreal cena que mantuve la semana pasada con gente de Medio Ambiente del Ministerio de la Oposición. Un hermoso final justifica el más depravado desarrollo. ¿No fue eso lo que decían que era lo bueno del comunismo?

Al menos los progres, embebidos en su odio a la riqueza ajena (estiman que si es ajena es porque ha dejado ilegítimamente de ser la propia), se creen de verdad que el planeta se está recalentando porque alguna explicación alambicada tienen que darle a que la gente quiera prosperar irresponsablemente sin darles a ellos, que se lo merecen todo debido a su incuestionable superioridad moral, una parte, un pellizco, su "pizzo". Pero los más modernos del PP ni siquiera piensan que el planeta deba ser salvado de la humana ambición, sino que se abandonan abiertamente al cinismo estratégico, al ruinoso paripé, a escote con los iluminados de la izquierda. Cuando los del PP están destinando miles de millones que no van a los parados a una investigación cuyo resultado ya saben porque no se han vuelto tan locos como pensar que haya que investigar nada, lo hacen únicamente para meterle el miedo en el cuerpo al señor que se deja la luz encendida porque no ha superado pesadillas infantiles o al que coge el coche para ir a la esquina. Y así expiar nuestros pecados de hombres del primer mundo que piensan que los recursos son ilimitados y nacen por generación espontánea.

Pero para eso hay que mantener la globosa mentira como sea. El primer paso es seguirles la corriente a los de la incuestionable superioridad moral. El segundo, hacerle un butrón en la femoral a los Presupuestos. El tercero, envilecerse en la simulación climática hasta llegar al nirvana final, donde la humanidad se pase toda la mano por el hombro cantando "sing-a-long" el anuncio de la coca-cola.

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