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José García Domínguez

Por qué los sediciosos pueden perder 

Ojo con la abstención no prevista de los iaios separatistas de la Cataluña profunda y rural afectos a la partida de Puigdemont. 

Ojo con la abstención no prevista de los iaios separatistas de la Cataluña profunda y rural afectos a la partida de Puigdemont. 
La candidata de JxCat a la presidencia de la Generalidad, Laura Borràs. | EFE

El domingo ganará no el partido que consiga atraer más votantes nuevos, sino el que más se beneficie del incremento diferencial de la abstención que afecte a los adversarios. Por tanto, la gran cuestión remite a adivinar quién será el menos penalizado por la disminución segura de la participación. Un augurio en cuya elaboración habría que tener en cuenta lo obvio. Y lo obvio es que ese virus muestra en todas partes una pertinaz predilección por matar a los viejos. Por tanto, semeja razonable trabajar con la hipótesis de que el retraimiento afectará de modo mucho más acusado a las candidaturas en cuya base tradicional posean superior peso los mayores. En el conjunto de España, ya se sabe, los dos partidos hegemónicos entre pensionistas y la tercera edad son el PP y el PSOE. Pero en Cataluña las genuinas siglas de las abuelas y los abuelos fueron desde la Transición las de la difunta Convergència de Pujol, ahora reencarnada en Junts per Catalunya; mucho más que las del PSC, la otra gran referencia política de las residencias locales de ancianos. 

Ojo, pues, con la abstención no prevista de los iaios separatistas de la Cataluña profunda y rural afectos a la partida de Puigdemont. Al respecto, podría servir de referencia lo que le ocurrió al PNV, otra formación con un electorado muy envejecido, en las elecciones vascas, celebradas ya en plena pandemia. Perdió 48.575 votos, una enormidad si se tiene en cuenta la muy liliputiense escala de referencia vasca. Deserción talluda que coincidió con el simultáneo incremento en votos de la fuerza autóctona más asociada desde siempre a la juventud alegre, combativa y descerebrada, esto es, HB-Bildu, el ganador moral de los comicios. Una analogía, la vasca, que cuadra bastante con el resultado excelente que todas las encuestas atribuyen ahora a la CUP en Cataluña, que coronaría el mayor éxito de su historia. Las estimaciones tan óptimas para la CUP y para Vox, que lograría un triunfo paralelo dentro del otro bloque, solamente resultan explicables si la abstención acaba siendo no alta sino muy, muy alta. Y eso requiere que se abstengan, y de modo estadísticamente significativo, grupos notables de electores afines al separatismo. El domingo puede ser un gran día.

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