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HISTORIA

Isabel la Católica

Hace más de un siglo que el diplomático español Julián Juderías publicó La leyenda negra, un libro fundamental para todo aquel que quiera conocer la historia de España. En su obra definía la Leyenda Negra como el conjunto de fantásticos relatos que se han escrito sobre España y que se difundieron internacionalmente para desprestigiar nuestra historia desde el siglo XVI a nuestros días.

Hace más de un siglo que el diplomático español Julián Juderías publicó La leyenda negra, un libro fundamental para todo aquel que quiera conocer la historia de España. En su obra definía la Leyenda Negra como el conjunto de fantásticos relatos que se han escrito sobre España y que se difundieron internacionalmente para desprestigiar nuestra historia desde el siglo XVI a nuestros días.
Isabel la Católica.
Lo peor, con ser malo, no es que ese conjunto de embustes se propagasen entre los países secularmente enemigos de España, sino que durante muchos años ese falseamiento de nuestro pasado cundió entre los historiadores españoles, pensando, en su ignorancia, que de esa forma sus libros serían más comerciales.
 
Esta biografía del historiador y periodista de Libertad Digital Fernando Díaz Villanueva tiene un gran valor, no porque se enfrente a la Leyenda Negra, eso no es necesario, sino porque su rigor histórico desmiente, tal vez sin proponérselo, gran cantidad de los mitos que se acuñaron desde los Países Bajos para desacreditar a España.
 
Isabel de Trastámara, la Reina Católica, es el único protagonista de la historia de España que se repite en todas las listas de los personajes históricos más destacados del segundo milenio, y no por casualidad. Junto a su marido Fernando iniciaron el proyecto de la actual España, sacaron un país de la Edad Media y lo llevaron a la Edad Moderna y, de paso, descubrieron e iniciaron la colonización de América.
 
El fin de la Reconquista, la reorganización de la administración pública, la racionalización de la hacienda para poder costear su ambiciosa política, el debilitamiento del poder de los nobles, la firma de la paz con Portugal o el viaje colombino no son sino algunos de los aspectos en los que el libro hace hincapié. La vida privada, fuera de tópicos, de la Reina Católica muestra a una madre centrada en la formación y el futuro de sus hijos y a una esposa identificada plenamente con su marido.
 
Cristóbal Colón.Pero no se puede hablar de Isabel la Católica sin profundizar en el descubrimiento de América. No sólo la preparación del viaje y el especial tesón que puso la reina en que la empresa prosperase, sino cómo su enfrentamiento con Colón viene determinado por una diferencia irreconciliable. Mientras que para el Almirante los indígenas debían ser sometidos a la esclavitud, para la Reina eran súbditos de su corona con los mismos derechos que los habitantes de España. Por eso, y por la incompetencia de su administración en las nuevas tierras, no dudó en mandar a Francisco de Bobadilla para que lo trajese encadenado a España.
 
Los mitos creados por la Leyenda Negra nacieron de dos decisiones adoptadas por los Reyes Católicos: la creación del Tribunal de la Inquisición y la expulsión de los judíos. Aquí se nos demuestra que no es necesario reproducir las exageraciones de los tópicos para entender estas dos cuestiones. El Tribunal de la Inquisición debe ser asumido como algo propio de su época, no es un invento español. Gracias a una bula del papa Sixto IV, todos los reyes de la Cristiandad pudieron crear estas instancias, y de hecho lo hicieron. Es más, quienes más se cebaron en la Leyenda Negra, los holandeses, y los protestantes en general, no tardaron en crear tribunales religiosos más crueles, si cabe, que los españoles.
 
No cabe ninguna duda de que, con la mentalidad actual, esos tribunales son una barbaridad, sean de la religión que fuere. Pero en una época en que la fe era la justificación última de todos los actos humanos, debe ser entendido como una consecuencia lógica. La importancia que fue adquiriendo el Santo Oficio y su interés por velar por la ortodoxia cristiana parece estar en la causa última de los edictos de expulsión. Desde luego, lo que queda claro es el absurdo de señalar a los Reyes Católicos como antisemitas viscerales. Si lo hubiesen sido no habrían ascendido a judíos conversos a puestos clave de la administración pública.
 
El testamento de Isabel la Católica es tratado, con toda lógica, como la forja de la nación española. Este documento demuestra que la identificación con Fernando era tal que, de las varias opciones que había para sucederla en la corona de Castilla, era su marido quien tenía los títulos óptimos para continuar con el empeño común.
 
No cabe ninguna duda de que la España actual no es la de los Reyes Católicos, y de que las diferencias son notorias. Ellos no acuñaron el término "España", es mucho más antiguo en el tiempo, no plasmaron una unificación política ni la idearon, ni siquiera lograron gobernar todo el territorio español. Pero de lo que podemos estar totalmente seguros es de que la España actual, la que se ha formado a lo largo de la historia, es un camino que ha sido posible gracias al primer paso que dieron Isabel y Fernando en 1469.
 
 
Fernando Díaz Villanueva, Isabel la Católica. Edimat, 2005. 190 páginas.
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