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Pablo Casado

El legado Thatcher

Debajo de esa apariencia de hierro se encontraba una idealista que supo imaginar un país y un mundo mejor, y consagró su vida a intentar conseguirlo.

En mi opinión, Margaret Thatcher ha sido la líder política más relevante del s. XX, y un referente ideológico esencial en la historia del liberalismo. Su gobierno sirvió para constatar el éxito de las políticas liberalizadoras y reformistas, frente al estatismo e intervencionismo de sus predecesores. Y ese legado acabó expandiéndose a muchos países, y aún se mantiene en vigor en el Reino Unido décadas después.

La premier transformó completamente la maltrecha economía británica, revitalizó una sociedad sumida en una crisis sin precedentes y colocó a Gran Bretaña en la primera línea internacional. Pero sobre todo consiguió ilusionar y recuperar el orgullo de una nación en sus momentos más bajos. Quizá ese es el mayor paralelismo con Reagan, que hizo lo mismo con los Estados Unidos deprimidos que le dejó Carter.

Pero sin duda su mayor aportación a la historia, también en colaboración con el presidente norteamericano y con el papa Wojtila, fue su defensa de la libertad y su oposición sin contemplaciones al comunismo. Esa beligerancia frente al totalitarismo, mientras otros precononizaban el appeasement, fue imprescindible para el colapso de la Unión Soviética. El Telón de Acero no cayó por sí sólo, sino que fue demolido por la tenacidad y la valentía de líderes como Thatcher.

En estos momentos en los que se denuesta la política, sobre todo entre los jóvenes, la figura de Margaret Thatcher resurge como un ejemplo de vocación por el servicio público, que desempeñó brillantemente desde los treinta años.

La lealtad a sus principios y la firmeza para defender sus convicciones, ya fuera contra el vandalismo sindical, los terroristas del IRA o la dictadura argentina, forjaron una carismática estadista que mejoró la vida de millones de ciudadanos.

Debajo de esa apariencia de hierro se encontraba una idealista que supo imaginar un país y un mundo mejor, y consagró su vida a intentar conseguirlo. A día de hoy, el legado Thatcher está más vigente que nunca, y es todo un manifiesto para las próximas generaciones:

Pensar de forma realista nunca ha llevado a nadie a ninguna parte. Sé fiel a tu corazón y lucha por tus sueños.

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