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Pablo Molina

El precedente de 'la Totaninha'

Más vale una Justicia poco espectacular pero efectiva que otra enfocada a abrir los telediarios para que los políticos solventen sus querellas internas.

En diciembre de 2007, el alcalde de la localidad murciana de Totana ingresó en prisión por orden del juez que instruía lo que se conoció como caso Tótem, un asunto de corrupción urbanística organizado por su antecesor en el cargo, al que no pudieron meter en chirona porque era aforado en tanto que diputado regional. Aquel asunto se destapó de la manera que resulta habitual en este tipo de casos, a saber: el presunto corrupto (ahora ya oficialmente corrupto, por sentencia judicial) tenía una amante de muy buen ver y origen brasileño, con todo lo que eso lleva consigo. A partir de entonces, a la querida del exalcalde se la empezó a conocer popularmente como la Totaninha, en honor a su origen brasileiro y a la localidad donde había fraguado su amor, patria chica también de Bárbara Rey, si es que ello quiere significar algo. El disgusto de la legítima del alcalde fue de órdago porque, además de ponerle los cuernos, su esposo estaba transfiriendo a Brasil el fruto de sus trinques urbanísticos utilizando a la Totaninha. Si lo primero era doloroso, lo segundo resultaba directamente inadmisible, de manera que, casualidad o no, todo se acabó sabiendo, con el escándalo consiguiente.

El sucesor del Totaninho al frente de la Alcaldía entró en la cárcel a comienzos de diciembre de aquel año, y allí se pasó las navidades y la cuesta de enero. Su abogado no acabó nunca de saber de qué se le acusaba exactamente, pero eran los tiempos en que Rubalcaba estaba de ministro del Interior, cuando se detenía a jubilados del PP por presuntas agresiones a ministros socialistas y se daba chivatazos a la ETA, así que este asunto tampoco supuso una grave anomalía en el funcionamiento cotidiano de los servicios del ministerio. Años después se celebró el juicio, con el resultado de que el exalcalde fue condenado y su sucesor y la Totaninha, exculpados. La esposa del exalcalde corrupto, también.

La Operación Púnica, en la que han sido detenidos varios alcaldes (entre ellos algún delfín socialista) y ex altos cargos del PP madrileño, llama la atención por el despliegue de medios utilizado para enchiquerar a tanto presunto corrupto. En Murcia hemos hecho nuestra aportación con el exalcalde de Cartagena, uno que fue jefe de este que suscribe en la Administración autonómica y que se presentó a las elecciones de 1991 eliminando de la propaganda las siglas del PSOE ("Vota José Antonio Alonso" y un puño con la rosa era todo lo que aparecía en los carteles y el merchandising), porque eran los tiempos del tardofelipismo y no quería que la gente lo vinculara con la corrupción.

Estas macrorredadas contra la corrupción política satisfacen a los yayoflautas y contribuyen a ahormar la alternativa política de los pablemos, pero suelen ser poco efectivas en términos judiciales, según dicta la experiencia. De poco sirve dar carnaza periodística durante un par de semanas si luego una parte de los detenidos se va de rositas y otra resulta que nunca tenía que haber sido arrestada, como le ocurrió al alcalde murciano y a la pobre Totaninha. Más vale una Justicia poco espectacular pero efectiva que otra enfocada a abrir los telediarios para que los políticos solventen sus querellas internas y ofrezcan a los votantes una ración ficticia de ejemplaridad.

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