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Pablo Planas

Podemos, la secta impune

¿Pero cómo se atreve el juez Marchena a quitarle el escaño al Rasta? ¿Es que no sabe que los de Podemos somos intocables?

¿Pero cómo se atreve el juez Marchena a quitarle el escaño al Rasta? ¿Es que no sabe que los de Podemos somos intocables?
EFE

Ese individuo que responde al nombre de Alberto Rodríguez y al alias de el Rastas pretende llegar hasta el Tribunal Constitucional y más allá en la defensa de su "derecho" a pasarse una sentencia del Tribunal Supremo por el forro del arco del triunfo. Como es sabido, este exdiputado de Podemos fue condenado a un mes y medio de cárcel sustituido por el pago de una ridícula multa de 540 euros por haber agredido a un policía. El tipo pagó en la creencia de que podría seguir descansando sus posaderas en el escaño de diputado pero hete aquí que no, que la condena acarrea también la pérdida de la condición de patricio congresista.

Es de cajón, aunque Lo País diga que no. En el Congreso se sentarán muchos delincuentes, pero que muchos. Sin embargo, ninguno de ellos ha sido condenado por el Tribunal Supremo en el curso de la actual legislatura, salvo el amigo Rodríguez Rodríguez, quien sostiene que si se llamara Rodríguez Al Cuadrado no le habría pasado lo que le ha ocurrido. El hombre ha causado un cisma entre el PSOE y Podemos, que arremete contra la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, por no haberse inmolado en defensa de la poltrona del coleguita podemita.

En el Gobierno, Ione Belarra está que trina, Irene Montero se sube por las paredes y Yolanda Díaz ha puesto el grito en el cielo. Garzón, por su parte, sigue en paradero desconocido. En el partido, otro tanto de lo mismo. Es que no salen de su asombro. ¿Pero cómo se atreve el juez Marchena a quitarle el escaño al Rasta? ¿Es que no sabe que los de Podemos somos intocables? Son las preguntas que le hace Lilith Verstrynge, sucesora de Rodríguez en la secretaría de organización de Podemos, a Pablo Echenique, antecesor de Rodríguez en el mismo cargo orgánico.

En Podemos, está meridiano, les importa un cuesco el volcán de La Palma, la factura de la luz, el paro o la crisis que asoma en lontananza. Para ellos, lo importante, lo sustancial, lo crucial y lo dramático es el escaño del amigo, la impunidad de sus miembros, miembras y miembres, algo por lo que están dispuestos a recurrir a Gonzalo Boye, el letrado del golpista Puigdemont, de Torra, del narco Miñanco y de otro rastas, Rodrigo Lanza, en el caso del guardia urbano de Barcelona que quedó tetrapléjico. Boye, el mismo Boye que fue colaborador de ETA en el secuestro de Emiliano Revilla y uno de los ideólogos del Observatorio DESC (por derechos económicos, sociales y culturales), la organización que excretó personajes como Ada Colau, Jaume Asens y Gerardo Pisarello entre otros. Al parecer, Rodríguez se va a hacer separatista canario.

Pedirle a Sánchez que prescinda de tales socios es ocioso. No son peores que los exetarras y sus amigos los golpistas catalanes.

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