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Pablo Planas

Sánchez, a los pies de Mohamed

La carta al rey marroquí desvela la incompetencia presidencial aplicada a la diplomacia.

La carta al rey marroquí desvela la incompetencia presidencial aplicada a la diplomacia.
Pedro Sánchez, durante su audiencia con Mohamed VI en 2018. | Europa Press

No es previsible que Pedro Sánchez pactara con la diplomacia marroquí la difusión de la singular carta remitida al rey Mohamed VI. Nuestro glorioso presidente del Gobierno exponía en la tortuosa misiva que hay que construir una "nueva relación" fundada, entre otras cosas, en "el respeto mutuo", propósito al que el monarca alauita ha contestado raudo y veloz dando publicidad al texto. Claro que Sánchez también alude a la "transparencia" en la carta, y nada más transparente que dejar a su autor en pelota picada.

Las imprudencias de Sánchez son colosales y se traducen en hechos como el desabastecimiento en los supermercados y el cierre temporal de factorías de toda clase de productos alimentarios. Esos transportistas que no eran más que cuatro fachas de Vox según las consignas gubernativas que difundían los medios amigos ahora resulta que son tantos que no cabría un fascista más en este país.

La carta al rey marroquí desvela la incompetencia presidencial aplicada a la diplomacia. Su desprecio por los camioneros ha sido otra temeridad. Errores personales de un gobernante endiosado que van a repercutir en repuntes inflacionistas, inseguridad y una creciente insignificancia en el plano internacional, como demuestra el fracaso de la gira europea de Sánchez para desacoplar el gas de la electricidad.

Agotados los comodines de Franco, Ayuso y Putin, a Sánchez no le queda ningún conejo en la chistera para eludir su responsabilidad en el deterioro de la economía nacional y de las condiciones generales de vida de los españoles. Transportistas, pescadores, agricultores, ganaderos... Todos en la ruina gracias en buena medida a la inutilidad del Gobierno de socialistas y podemitas que cobija lumbreras de la talla de Alberto Garzón o Reyes Maroto.

La suerte había favorecido hasta ahora a Sánchez, sostenido por partidos más interesados en debilitar a España que en favorecer sus intereses y reforzado por el estado crítico del PP. La maquinaria propagandística había alentado además unas ciertas expectativas de recuperación tras lo peor de la pandemia, pero la invasión rusa de Ucrania ha acentuado tendencias previas. La escalada de la electricidad es anterior a la guerra. Y no ayuda a contener los precios que Sánchez provoque a Argelia, el principal suministrador de gas con la carta de la ignominia, documento que además pone de manifiesto que la sintaxis del personaje es más dudosa incluso que su moral.

Solo faltaba que Zapatero apoyara a su predecesor hablando de "realpolitik", él, que está al servicio de Maduro como Schröder al de Putin. Pero como todo es susceptible de empeorar, no cabe duda de que lo peor está por venir. La estampa de Sánchez en Ceuta provoca escalofríos. Y las fotos de las baldas vacías en los supermercados son de aquí, no de Caracas.

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