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Santiago Navajas

La insoportable levedad de la corrupción socialista

Los socialistas han mejorado el pasaporte a la salvación: no hace falta ni arrepentirse y la penitencia se la pone uno mismo.

Los socialistas han mejorado el pasaporte a la salvación: no hace falta ni arrepentirse y la penitencia se la pone uno mismo.
Europa Press

1994. Felipe González está noqueado por los casos de corrupción que cercan al PSOE y su presidencia: Juan Guerra, Mariano Rubio, Luis Roldán. Jordi Pujol advierte a González que no podrá apoyarle más si no limpia las cuadras. ¡Jordi "Rinconete" Pujol dándole lecciones de ética a Felipe "Cortadillo" González! Podríamos reírnos si no fuese trágico. Desde entonces, hasta llegar a Chaves y Griñán, la política española ha estado contaminada por una corrupción estructural, no solo casos puntuales, que sigue estando latente en la clase política pero también en el conjunto social.

Mis amigos socialistas andaluces me están justificando lo de Chaves y Griñán como si fuesen Robin Hood y San Francisco de Asís. Y, por supuesto, dan por descontado el indulto. ¿No es la picaresca sino el arte de transformar el vicio en virtud? Andaluces que conocían la corrupción que infestaba los entresijos de la administración y la sociedad de su tierra se declaraban devotos patriotas, y aun así votaban a los causantes de tanta putrefacción moral y descalabro económico.

Pues los mismos andaluces que se arrastraban a los mítines y a las urnas por una paguita y una subvención, ahora claman por la honestidad de Chaves y Griñán. Lo que me recuerda a cuando Keynes tranquilizaba a Hayek acerca del intervencionismo estatal: mientras hubiese gente inteligente y bienintencionada (como el mismo Keynes) al mando, podrían evitar que las cosas se fuesen de las manos. Hayek veía el gran problema de esta forma de pensar, y trataba de explicárselo a Keynes: incluso la gente buena se corrompe o se ve obligada a echar mano de la coacción injustificada para que la planificación central funcione. Keynes, como quien oye llover. ¿Quién no cree de sí mismo que es bueno y está a salvo de cualquier tentación de corrupción? Los progres de la superioridad moral, desde luego. Son capaces de esnifar cocaína en el ombligo de prostitutas, todo ello pagado con tarjetas de crédito ligadas a fundaciones públicas, mientras peroran sobre la necesidad de estimular keynesianamente la demanda agregada, por supuesto con perspectiva de género.

Se dice que el catolicismo es una religión atractiva porque se puede conseguir el perdón de los pecados mediante el arrepentimiento y la mediación de un sacerdote que impone una penitencia y borra los pecados en nombre de Dios. Los socialistas han mejorado el pasaporte a la salvación: no hace falta ni arrepentirse y la penitencia se la pone uno mismo, que también se borra los pecados como si tal cosa. En Ferraz y Moncloa llaman a este procedimiento de remisión de la culpa, "indulto". Se aplica especialmente a golpistas, terroristas y banqueros amigos. Por esto, gran parte de los terroristas, sobre todo en su cúspide, no se han arrepentido. La mayor parte de los golpistas, sobre todo sus líderes, volverían a hacerlo. La mayor parte de los socialistas, sobre todo en su cúpula, no creen que su corrupción esté mal. Y lo volverán a hacer.

El PSOE, con la reivindicación que ha hecho Pedro Sánchez del golpista Largo Caballero, con la beatificación de Chaves y Griñán que tuvo el descaro de hacer Zapatero en plena campaña andaluza, con los indultos a los golpistas y las alianzas con los terroristas, vuelve a demostrar que tiene un núcleo mafioso que lo hace más afín al crimen político organizado que a un partido homologable con las democracias civilizadas. No es de extrañar que, en cuanto pueden, los socialistas se vayan de luna de miel ideológica a Venezuela y Argentina, esas democracias marxistoides en las que gustan también de chapotear Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, para darse baños de populismos. Lo que no les parece contradictorio con hacer una parada en Nueva York para irse de shopping pijoflauta y hacerse selfies chulísimos. Se está dando por descontado el indulto a Griñán y Chaves. Poco es eso. El aplauso con el que los recibirán en el próximo Congreso del PSOE va a ser atronador. Si han sido capaces de reivindicar a Largo Caballero y Álvarez del Vayo es porque saben que su impunidad es total y su vergüenza, ínfima.

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