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Tibor R. Machan

Democracia y sociedad libre

En otras palabras, la gente puede votar para elegir al jefe de la policía, no sobre si el jefe de la policía debe robar a Pedro para ayudar a Juan.

A menudo se cree que un país libre es lo mismo que un país democrático. Y lo cierto es que mucha gente alrededor del mundo comenzó a avanzar hacia la libertad con el voto, logrando así influenciar las políticas públicas que hasta entonces habían sido impuestas por gobernantes no elegidos o por grupos de rufianes.

Pero una verdadera sociedad libre puede existir solamente bajo una democracia estrictamente limitada. Para comenzar, las votaciones no pueden imponer lo que cada ciudadano tiene que hacer con respecto a su trabajo y a su propiedad. Democracia no debe significar nada más allá de la selección de administradores del sistema legal, el cual se debe limitar a proteger los derechos fundamentales del ciudadano. En otras palabras, la gente puede votar para elegir al jefe de la policía, no sobre si el jefe de la policía debe robar a Pedro para ayudar a Juan.

Esto nos indica claramente que no vivimos en una sociedad verdaderamente libre, ni siquiera en Estados Unidos, donde disfrutamos de mayor libertad que la gente de casi todos los demás países. Como lo indica la clasificación elaborada por Freedom House, se disfruta de mayor libertad que antes en cada vez más países. Sin embargo, muchas sociedades siguen sufriendo del totalitarismo y no existe un avance automático hacia la libertad.

A aquellos que aprecian la importancia de mantener un sistema legal justo e imparcial se les hace difícil actualmente decidir lo que deben hacer, especialmente cuando casi todos los candidatos presidenciales traicionan los principios fundamentales de la libertad. ¿Seremos un país más libre si votamos por Hillary Clinton o por John McCain? No vivimos bajo un sistema en el que haya muchos candidatos presidenciales en la contienda electoral y donde un gran número de votantes pueden demostrar un apoyo considerable a quienes no resultan triunfadores en la contienda. Es frustrante tener que escoger entre dos candidatos que no demuestran una seria preocupación por los requisitos fundamentales de una sociedad libre.

La gente es suficientemente inteligente para escoger a quien podría conducirnos a una sociedad más libre, pero no suelen usar su inteligencia con ese propósito. Lamentablemente, es más frecuente que los electores la empleen para elegir a quien ofrezca más beneficios que serán pagados por otros.

La idea original de los padres fundadores de la patria sobre la fundamental importancia de la libertad individual no se está teniendo en cuenta en este proceso electoral.

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