Contaba esta semana Sergio Valentín que en la preparación del partido, Carlo Ancelotti iba a incidir en la intensidad como elemento diferencial. La famosa tecla "i" para tratar de contrarrestar el gran patrimonio del Atlético de Madrid. Al menos durante 45 minutos y hasta que el ritmo de partido decayó, la intensidad fue una característica del Madrid maniatando a los rojiblancos pero sobre todo obligando a enmudecer al Calderón.
Desde que llegó al conjunto blanco, el técnico italiano ha tenido que superar -como es lógico por la envergadura del cargo- muchos momentos difíciles principalmente marcados por lesiones importantes o acumulación de las mismas, bajones morales y físicos del equipo o venta de jugadores que parecían insustituibles (y de los que ya nadie se acuerda), pero Ancelotti siempre ha dado con la tecla hasta levantar cuatro títulos blancos. En el Calderón volvió a hacerlo.
Este martes, en Fútbol esRadio, Gonzalo Heredero pretendía convencer a la sabia audiencia: "Simeone prepara mucho mejor los partidos que Ancelotti". Es, de hecho, una extraña creencia porque algunos deben pensar que el cuerpo técnico del Real Madrid es tan profesional, tan nutrido y supongo que tan caro, porque a Florentino se le ha metido en la cabeza que debía fichar por fichar, pero sin embargo Ancelotti escogió el mejor día posible para acordarse de mi buen compañero Heredero. El Madrid ofreció un recital en la primera parte.
La séptima batalla de la temporada tampoco se tiñó de blanco pero de entre todas, es la victoria más clara del Madrid. Ni jaula en el centro del campo, ni saques de banda, ni mil dibujos en la pizarra, el Madrid dominó con talento, preparación física y sobre todo con fe cuya traducción al italiano de Ancelotti es literalmente 'fede'.