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Vicente Azpitarte

Relato de un final abrupto

La mejor generación de jugadores de baloncesto españoles queda eliminada por la falta de recursos de un entrenador que nunca debió serlo: Orenga.

El 17 de diciembre de 2012, Juan Antonio Orenga es presentado públicamente como nuevo seleccionador español. Ese día comenzó el principio del fin de la mejor generación de baloncestistas que ha dado nuestro país.

El famoso "hola soy español, ¿a qué quieres que te gane?", que tantas veces le hemos dicho a los franceses, se nos volvió en nuestra contra en el partido más amargo posible. Esta generación ha llegado a las cotas más altas, pero para ello también ha probado sinsabores como el del Eurobasket de España en 2007 o el Mundial de Turquía 2010. Aunque ninguno como el de anoche. La Copa del Mundo de España 2014 debía ser el colofón merecido. El último baile. El más deseado.

El seleccionador francés, Vincent Collet, nos dio una lección de cómo sin tus dos estrellas (Tony Parker y Joakim Noah) se puede anular a todo un equipo si ese conjunto tiene a alguien no válido en el banquillo. Ayer Francia destrozó de un plumazo los sueños de muchos y puso en el disparadero al que nunca debió acceder al cargo.

Demostramos ser un equipo sin preparación, sin la capacidad de cambiar las cosas cuando fue necesario, sin poder utilizar los grandes recursos que guardamos en el banquillo, sin la posibilidad de tener una mente clara en momentos difíciles, sin la capacidad de gestionar los roles. Sin entrenador.

España se plantó en cuartos de final destrozando a todos los rivales. El ímpetu de estos jugadores fue suficiente para vencer con holgura a grandes equipos pero anoche: ni Pau estaba bien físicamente, ni Marc estuvo centrado. No fue culpa de ellos, el primero estaba lesionado por jugar demasiados minutos innecesarios y el segundo acababa de vivir una experiencia impactante: ser padre. Este equipo es una familia, es un grupo en el que todos se apoyan pero anoche no pudieron hacerlo porque cuando Ibaka y sobre todo Felipe Reyes debieron dar un paso adelante y cubrir a los suyos, no se les permitió.

Orenga no ha demostrado nada en toda su carrera como entrenador y todos lo hemos pagado, pero como muchos ya apuntan: ¿Quién le ha mantenido en el cargo? José Luis Sáez. Es el responsable final y al que le toca dar la cara ante los aficionados y ante los jugadores. Sin duda lo más doloroso. Pero quizá se nos escape un nombre en toda esta ecuación: Ángel Palmi. El director deportivo de la Federación Española de Baloncesto ha sido el gran valedor de Orenga como seleccionador. Sáez ha permitido que Palmi le convenciera porque el baloncesto de base en este país iba bien y ello le reportaba un crédito. Palmi ha estado encantado haciendo y deshaciendo durante todo este tiempo con Orenga como marioneta. Abrines y no San Emeterio es sólo un ejemplo. La selección ha jugador a lo que Palmi quería y al final nos la hemos pegado todos.

No es justo que Pau, Navarro, Calderón y Felipe se tengan que despedir de esta forma. No se lo merecen. Han demostrado su compromiso desde 1998. Lo han dado todo hasta el último partido y al final para ellos... se apagaron las luces de forma abrupta. Gracias por todo lo que nos habéis dado porque aunque no hayamos vuelto a ser campeones del mundo, habéis estado en los sueños de todo el deporte español.

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