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Victoria Llopis

El caballo de Troya

Me temo que este PP desnaturalizado, que no es servidor de los intereses de sus electores sino del entorno de Prisa y el PSOE, no es el que votaron más de diez millones de españoles.

El gran Homero dejó escrito en La Ilíada cómo durante la guerra de Troya las fuerzas griegas asediaron durante diez años la ciudad, pero no consiguieron entrar porque tenía unas altísimas murallas que resultaban inexpugnables. Entonces, Ulises propuso a los jefes griegos un ardid que ha pasado a la Historia: abandonar la lucha frontal, que era inútil, y hacer creer que renunciaban al objetivo, dejando a cambio un señuelo: un enorme caballo de madera en cuyo interior se esconderían los más valerosos guerreros. Cuando los troyanos creyeron que los griegos huían y que ellos habían ganado, metieron en la ciudad el caballo aparentemente abandonado, cual trofeo de guerra. Cuando estuvo dentro, los guerreros salieron de su interior, abrieron las puertas de las murallas y el resto del ejército griego entró en la ciudad, destruyéndola.

Mariano Rajoy acaba de anunciar que "cuenta con Gallardón para la próxima dirección del partido" y que "es uno de los más importantes activos que tiene el PP". Tras este anuncio de Rajoy, Zapatero se ha apresurado a declarar que "tiene mucho respeto por Ruiz Gallardón".

Desde la derrota electoral del 9 de marzo, Rajoy ha dado muestras claras de que lo que dijo en la campaña electoral sobre diversos temas, y que le valió al apoyo de más de diez millones de votantes, no fue fruto de ninguna convicción sino mero oportunismo electoral. Ya advertimos hace algunas semanas del giro de 180 grados dado, por ejemplo, en el tema de Educación para la Ciudadanía, verdadera piedra de toque en estos momentos para saber si un político está o no dispuesto a defender las libertades, puesto que de eso se trata con Educación para la Ciudadanía. Aburre ya decirlo, pero EpC no es ninguna asignatura sino todo un programa de ingeniería social que busca remodelar el pensamiento de todos los españoles de acuerdo con el pensamiento del señor Rodríguez Zapatero y su entorno ideológico. Y los miles y miles de ciudadanos que comprenden esto, pensaron que tenían en el PP una muralla, pero se han encontrado con que eran los que aguardaban la entrada del caballo en la ciudad.

Ese señor tan "respetado" por el presidente del Gobierno es el mismo que ofició la primera boda gay por parte de un alcalde del PP, cuando su partido tenía –y supongo que todavía tiene– recurrida esta cuestión en el Tribunal Constitucional. Ese señor tan "respetado" por el presidente del Gobierno es el mismo que escandalizó a los madrileños cuando decidió que los Centros de Salud municipales ofrecerían la píldora abortiva a las niñas que acudieran tras un percance de condón, sin avisar siquiera a sus padres. Ese señor tan "respetado" por el presidente del Gobierno es el mismo que dio a la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular que preside el diputado del PSOE Victorino Mayoral 2.637.999 euros en al menos 2 contratos. Los objetores a EpC, por el contrario, no han recibido ni un euro del Ayuntamiento de Madrid. Ese señor tan "respetado" por el presidente del Gobierno es el mismo que promocionó con publicidad y dinero la execrable exposición Dios(es): Modos de empleo en el Centro Cultural de la Villa, donde se hizo escarnio a las creencias mayoritarias de la ciudadanía. Y naturalmente, ese señor tan "respetado" por el presidente del Gobierno es el mismo que hizo que nada más morir el señor Polanco, el Ayuntamiento de Madrid le dedicara una calle, en contra incluso de parte de los concejales del PP.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, y claras como el agua fueron aquellas declaraciones del señor Polanco: "Deseo que en España exista un partido de derechas, laico, con ganas de mantener lo que hay que mantener y de cambiar lo que hay que cambiar". Y claras fueron las palabras de Juan Luis Cebrián el mismo día de la renuncia de Zaplana: "Ha llegado la hora de la reconstrucción de la derecha" y "el PP no puede desoír nuevamente los llamamientos a su renovación".

Me temo que este PP desnaturalizado, que no es servidor de los intereses de sus electores sino del entorno de Prisa y el PSOE, no es el que votaron más de diez millones de españoles. La pregunta inevitable es por qué sus actuales dirigentes están haciendo lo que hacen puesto que es evidente, a tenor de las reacciones que está suscitando entre sus votantes –consulten la blogosfera estos días y verán cómo crece la indignación–, que lo que van a conseguir es perder entre dos y tres millones por un lado y no ganar ninguno por otro. ¿Por qué buscan con ahínco semejante suicidio voluntario? ¿Será que en su momento asaltaron los resortes del único partido que podía ser capaz de hacer frente al proyecto de Zapatero para, en cuanto se ha dado la señal, abrir la puerta para salir de su disfraz de madera con el fin de derrotar a su propia gente? Sigan la pista al caballo... Hay vida fuera de Troya.

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